Pamplona - Como hace un año, Mikel Beroiz será el rival ante el que Juan Martínez de Irujo inicie su participación en el mano a mano. El sábado en el frontón Labrit, donde ayer eligió material. Antes de su cita con el cestaño, el delantero de Ibero atendió a este periódico para explicar el estado de su mano izquierda, sus sensaciones y unos cuantos asuntos más.

¿Cómo se encuentra?

-Desde la final del Parejas no he vuelto a jugar, pero, si salgo a jugar el sábado, es porque la mano está bien. Cuando tienes algún problema físico, no quedan otras narices que estar parado e intentar recuperar, pero ya estoy metido en faena otra vez.

O sea, que el hematoma de su mano izquierda ya está olvidado.

-Tengo la mano bien. No he podido entrenar todo lo que me hubiese gustado (admite que ha hecho dos entrenamientos específicos para preparar el mano a mano), pero voy a salir a jugar como esté. Y si salgo, es porque tengo garantías de hacerlo bien.

¿Va a correr algún riesgo?

-Ninguno.

Mire lo que le ocurrió el pasado sábado a Zabaleta...

-Pero su lesión es diferente. Cuando yo me rompí el dorsal, no podía darle a la pelota. Me imagino que a él no le dolería tanto. Son cosas que pasan y ahora se estará arrepintiendo de haber terminado el partido.

¿Fue una irresponsabilidad?

-Pero veía que podía ganar y, además, si no has tenido nunca ninguna lesión parecida... Ojalá que no le vuelve a pasar nada, pero, otra vez, cuando note algo, tendrá más precaución, aunque, es fácil hablar a toro pasado. Él tomó esa decisión y se ha equivocado, pero sacó el partido adelante y, cuando estás en la cancha, lo que quieres es ganar y también tener respeto al público.

Lo que está claro es que tuvo muy mala suerte.

-Sí, porque había preparado el campeonato con mucha ilusión, se había metido en cuartos de final, tenía opciones de pasar a semifinales y es la mayor faena del mundo. Pero es un pelotari joven y todavía le quedan muchos campeonatos por delante.

El sábado debuta en el mano a mano contra Mikel Beroiz, un rival que no es de los fáciles.

-Mano a mano no hay nunca un rival fácil. Lo que tengo que intentar es llevar la voz cantante en el peloteo para poder acabar los tantos, ya que pocos partidos se ganan atrás. Tengo que intentar que mi rival esté incómodo.

¿Cómo le vio en el partido del pasado sábado contra Albisu (22-10)?

-Jugó muy serio. Albisu igual hizo algún regalo que otro, pero Mikel hizo su partido. Supo luchar, porque ya sabemos todos lo que le da Albisu a la pelota, y cuando tuvo ocasión, se atrevió con el dos paredes y con alguna dejada. Es zaguero, pero sabe acabar los tantos.

Hace un año ya pudo con Beroiz en la misma ronda (22-6)...

-Pero no tiene nada que ver. Es otra fecha, otro momento, otro frontón y cada partido es diferente. El mano a mano es muy peligroso porque hay muchas tacadas y es complicado ganar fácil, pero ojalá sea el mismo resultado que el año pasado.

Admite que el mano a mano es diferente. ¿Es un torneo especial?

-Sí, porque estás tú solo en toda la cancha y es la modalidad más difícil de jugar y en la que mejor preparado tienes que estar. Ganar un partido del mano a mano da más satisfacción que ganar uno del Cuatro y Medio o del Parejas porque eres tú contra otro en todo el frontón. Se sufre mucho.

Y no hay excusas.

-Así es. Si vas un poco justo, se te ven las vergüenzas. No puedes apoyarte en el zaguero, le tienes que dar tú y cuesta mucho, sobre todo en el día a día, sobre todo en la preparación, porque llega casi al final de nuestra temporada, después del Cuatro y Medio y del Parejas, y hay que echar el resto. Hay que sudar hasta la última gota en cada partido y en cada entrenamiento porque, a estas alturas, hay pocas ganas y estamos casi en la reserva.

¿Jugar la final del Parejas le ha restado tiempo para preparar el Manomanista?

-Sí, pero ojalá todos los años sea así. Es verdad que el que ha caído antes en el Parejas o el que no lo ha jugado tiene más tiempo para preparar el mano a mano, pero ojalá todos los años me pille con poco tiempo para entrenar. Eso querrá decir que lo he hecho bien en el Parejas.

Las dos últimas finales las han disputado Aimar y usted. ¿Habrá una tercera ocasión consecutiva?

-Puede ser porque estamos en ramas diferentes y no nos podemos cruzar antes, pero cada año es diferente.

¿Le gustaría tener esa oportunidad de revancha?

-A mí me gustaría estar en la final. ¿Contra quién? Me da igual. Si no está Aimar, mejor. Y si está, intentaré ganarle porque hoy en día es el máximo favorito a la txapela.

Aimar le ha ganado las tres últimas finales individuales en las que se han visto. ¿Pesa eso en su ánimo?

-Ya tengo experiencia y no me tiene el tarro comido. En Sanfermines ya le gané y en el último Cuatro y Medio le di mucha guerra, pese a que se me clavó una pelota en la mano derecha nada más empezar el partido. Sé que, si juego todo lo que sé, le puedo ganar, pero las últimas veces él ha salido campeón, aunque no me quita el sueño.

Entre Aimar y usted suman 24 txapelas, tres más que el pelotari más laureado de la historia, Julián Retegui, que logró 21. ¿Podrían haber superado ya ese registro si no hubieran coincidido en el tiempo?

-O no, nunca se sabe. Lo bueno que tiene el que Aimar y yo hayamos coincidido es que nos hemos hecho mejor el uno y al otro por la competencia que ha habido, nos hemos tenido que exprimir mucho más. Además, nuestros duelos le dan un toque especial a la pelota porque cada vez que nos enfrentamos, si eres de Aimar, no eres de Irujo; y si eres de Irujo, no eres de Aimar, y eso también levanta morbo y expectación. Creo que los dos hemos mejorado porque nos enfrentamos el uno al otro y porque hay otros grandes pelotaris como Xala, Bengoetxea, Barriola...

Decía Beloki la pasada semana que Aimar y usted se encuentran un par de peldaños por encima del resto, pero lo cierto es que cada vez hay más gente joven que les aprieta, ¿no?

-Siempre. Pocas veces se han ganado partidos fáciles en el mano a mano. El año pasado Urrutikoetxea tuvo a Aimar contra las cuerdas en semifinales y, en el Cuatro y Medio, yo pase a la final después de ganar 22-21 a Ezkurdia. Igual tenemos la suerte en los últimos momentos de tener un poco más de experiencia y de saber estar y por eso sacamos los partidos adelante.