bilbao - No es un producto propio y tampoco es un chaval, pero si en Lezama hubiese un jugador capaz de marcar cuarenta goles repartidos en dos campañas consecutivas, su incorporación al primer equipo sería inmediata. El salto no admitiría discusión alguna. Este sería el argumento principal, que no el único, en que se apoyaría la adquisición de Borja Viguera (Logroño, 1987) para la plantilla que a partir de julio dirigirá Ernesto Valverde. El precio de 1 millón de euros, que es la cantidad que figura en la cláusula que le vincula al Alavés hasta junio de 2015, constituye otro aliciente para abordar una operación que en cualquier caso tomará cuerpo una vez haya concluido la Liga Adelante, el segundo fin de semana de junio.
Máximo goleador de Segunda A militando en un equipo que a día de hoy no tiene garantizada la permanencia, Viguera sabe que desde muchos meses atrás viene siendo objeto de una vigilancia estrecha por parte de diferentes clubes. El Athletic es uno de ellos, al igual que su antiguo equipo, la Real Sociedad, cuyos representantes se han dejado ver con asiduidad por Mendizorrotza. Hay más pretendientes en la sombra porque semejante producción rematadora (de momento, 24 goles en 39 jornadas) supone un reclamo muy poderoso. La dirección deportiva del Alavés ha solicitado concentración y discreción a sus futbolistas; quedan tres partidos por disputar y la amenaza del descenso sigue muy presente; en realidad así ha sido prácticamente durante todo el año y ello explica que hayan pasado tres técnicos por su banquillo.
El Athletic respetará la delicada circunstancia del conjunto gasteiztarra, pero todo indica que procederá a captar a su estrella en el preciso instante en que sea oficial el cierre del calendario. Mientras, el protagonista mantiene la compostura y se entrega a la causa de los babazorros. Viguera no abrirá la boca, pero es muy consciente de que se halla en la antesala de su gran oportunidad profesional. Recalar en San Mamés colma sus anhelos y desde luego no se ve regresando a Donostia, lo cual no quita para que siempre manifieste su agradecimiento a la entidad realista por haberle brindado la oportunidad de formarse.
ENCAJE TÁCTICO Valverde se ha tomado su tiempo para analizar las características de Viguera y su posible encaje en el dibujo táctico y el estilo rojiblancos. Quizás la decisión hubiese sido más sencilla si respondiese al perfil del ariete clásico, pero no es así. Pese a que esté catalogado como delantero, en realidad es un futbolista que se siente realizado cuando no actúa como referencia arriba. "Me gusta más jugar de mediapunta, asociarme, bajar a recibir el balón", declaraba recién aterrizado en Gasteiz este riojano que ingresó en las categorías inferiores de la Real con 15 años. No cabe mejor definición que la suya propia: a Viguera le distinguen sus movimientos entre líneas, el modo en que conduce la pelota y, desde luego, su precisión para culminar. Posee envergadura y potencia en carrera, pero llama más la atención su frialdad para resolver en esos metros donde la mayoría se atasca, virtud que complementa con un buen chut de media distancia.
Dado que no se trata de un punta específico, no queda sino reconocer que va sobrado de gol. La cuestión es que en el Athletic lo que se demanda es una alternativa fiable a Aritz Aduriz, delantero de primer nivel que mediada la próxima temporada cumplirá 34 años. El verano pasado se recurrió a Kike Sola, inédito por culpa de las lesiones. Valverde no ve a Gaizka Toquero, que tampoco es un ariete y firmó sus mejores registros ejerciendo de enlace, y la apuesta por Guillermo Fernández es prematura, aún debe foguearse. No hay más y un vistazo al filial no aporta solución. Los técnicos creen que más abajo, en juveniles, se están formando un par de críos con muy buena pinta, pero su confirmación requerirá varios años.
El cálculo a realizar con este panorama sería que la llegada de Viguera debería favorecer una transición menos problemática en un equipo donde, salvo Aduriz, no existen especialistas consumados de cara al gol, a pesar de que este año son varios los que han adecentado sus estadísticas. Al margen del rendimiento que ofreciese, que por supuesto sería el primer aspecto a considerar, se valora la conveniencia de contar con más argumentos ofensivos de inmediato y dentro del corto abanico de opciones a estudiar en el mercado, Viguera llama poderosamente la atención. Huelga añadir que su incorporación traerá aparejada alguna salida, pues Valverde no es amigo de acumular personal que luego no va a utilizar.
Si a todo lo anterior se le suma que el Athletic afrontará una competición más gracias a su cuarto puesto en la Liga, se comprende mejor que el club desee apuntalar el grupo. Habría también otras demarcaciones a atender, pero en la asignatura del gol toda aportación en siempre bienvenida. Luego estaría por ver el modo en que Valverde integra a Viguera en una estructura perfectamente definida. Él prefiere jugar por detrás de un compañero, pero acaso tenga que reciclarse o alterne diversas posiciones en función de las necesidades colectivas. A sus 27 años, Viguera vive la mejor fase de su carrera, interrumpida por una grave lesión de rodilla hace tres años, y la consecuencia directa será su ingreso en la élite.
Fecha de nacimiento: 26-III-1987.
Lugar: Logroño.
Goles esta temporada: 24.
Trayectoria: De las categorías inferiores del Berceo pasó a los juveniles de la Real Sociedad. Después de jugar en Segunda B con el Sanse, en la temporada 2007-08 debutó con el primer equipo de la Real. En el curso 2009-10 fue ascendido a la primera plantilla txuriurdin, donde casi no jugó. En el mercado de invierno del siguiente curso fue cedido al Nastic. En enero de 2012 pasó al Albacete y en verano fue fichado por el Alavés.