vitoria - Iñaki Moraza Ruiz de Ocenda (Vitoria, 1960) ha sido cocinero antes que fraile, así que conoce de primera mano los entresijos de ese lugar sagrado que es un vestuario de fútbol profesional. Militó, entre otros equipos, en la primera plantilla del Deportivo Alavés y lo dirigió durante quince semanas en la 2009/2010, cuando en la última jornada, en un Mendizorroza abarrotado con 17.000 alavesistas, se le escapó por la mínima el play-off de ascenso a Segunda División ante el Pontevedra (0-1). Ha llovido desde aquello y Ocenda continúa ligado al fútbol alavés, en este caso como coordinador del club deportivo Elgorriaga, una fundación en la que aboga por "formar a los chavales a partir de la diversión".
¿Se parecen en algo aquel partido ante el Pontevedra y el que va a jugar este domingo el Alavés?
-Supongo que en la tensión, pero poco más. La presión por descender siempre es mucho peor que la de tener que jugarte un ascenso, pero en cualquier caso se trata, la del domingo, de un partido vital, de una final a medias porque si el equipo gana, a la siguiente semana le llegará otra final y así hasta que las matemáticas digan lo contrario. Pero si pierdes, veremos qué pasa. Hay equipos muy atascados y las diferencias entre ellos son muy pequeñas.
¿Qué color le ve al enfermo?
-Muy bueno no es, pero lo milagroso es que está vivo a estas alturas y eso es lo único importante. Ya habrá tiempo de depurar responsabilidades cuanto todo termine.
Usted que ha estado en la pomada, ¿cómo se prepara esta semana?
-A estas alturas tampoco puedes hacer nada especial. Tienes lo que tienes, el juego, los jugadores, puedes variar detalles mínimos...
... ¿es más labor de cabeza?
-Como entrenador puedes intentar inculcar una serie de ideas y habrá gente que las asimile mejor o peor, otros que sufran y otros que no estén tan tensionados. La varita mágica a estas alturas no existe y Alberto creo que tampoco la tenga. En el fútbol de lo que se trata es de decir para hacer y eso es muy complicado.
Quedan cinco partidos para el final. ¿Con tres va a ser suficiente para la salvación?
-Uff, tal y como están las cosas, con tantos equipos implicados, igual resulta que no, que te van a hacer falta por lo menos cuatro victorias... Está tan enredado todo... No lo sé y hacer cábalas ahora mismo no te merece la pena. Al final, lo que hay que hacer es ir partido a partido, como dice el Cholo Simeone. Olvidémonos de los demás y vamos a por este partido. Las cuentas de la vieja nunca valen y ahora menos.
¿Cree que es bueno, o malo, que los jugadores se contagien de esa euforia que hay en la ciudad de cara al partido ante el Deportivo?
-Creo que es positivo porque la afición de Vitoria está empujando de una forma tremenda. En la tabla estaremos al final de la cola, pero a nivel de aficiones, por empuje y asistencia, somos campeones seguro. Lo de la afición es digno de mención, sobre todo en momentos tan complicados como estos. Lo del pasado fin de semana en El Toralín es una muestra más del verdadero tesoro que tiene el club.
Factor importante, no decisivo...
-Eso es, al final podemos empujar y animar como nunca, pero no nos olvidemos que los que sacan las castañas del fuego son los jugadores. Ellos son los que tienen que ganar el partido y enderezar el rumbo.
¿Echa de menos a un líder sobre el terreno de juego?
-A mí me transmite mucho las ganas de Manu García, que tiene algo especial. Es de Vitoria, siente los colores, tiene empuje... Lo bueno sería que contagiase al resto, pero cada jugador es un mundo. Los hay que van a salir hipermotivados y otros a los que, quizá, les supere la presión. Es imposible establecer el mismo patrón para todos.
¿Un entrenador huele el miedo entre sus jugadores en semanas como la presente?
-Sí puede ser que en los entrenamientos veas excesiva tensión, rigidez o falta de frescura, sí, eso se ve, pero donde ya no hay duda es en el propio partido. Ahí fuera es cuando estás solo y donde se ve que fulano está ido del partido o mengano es incapaz de entrar en dinámica de partido. Eso se ve rápido, sí.
Llega el Deportivo, el peor visitante para el peor momento. ¿Eso ya da igual a estas alturas?
-No sé qué decirte, pero no olvidemos que en los últimos dos partidos ha encajado cinco goles. Tres en casa contra la Ponferradina y dos en su visita al Lugo. Así que por ahí puede abrirse una puerta a la esperanza... Yo espero a un equipo poderoso que lo está haciendo bien y al que resulta muy difícil ganar.
¿Vio al Alavés en El Toralín?
-Sí
¿Y qué le pareció?
- Pues una sensación extraña, difícil de entender después de una primera mitad muy correcta donde incluso pudiste ponerte por delante en el marcador... Pero parece ser que el cambio más conservador de Alex Ortiz envió un mensaje a los jugadores que provocó que éstos se echasen, en mi opinión, demasiado atrás. Lo que pasa es que en el fútbol siempre te tienes que atener al resultado final, que es quien dicta si eres bueno, malo o muy malo. Si el sábado el Alaves hubiese ganado el cambio de Ortiz hubiese sido una decisión brillante de Alberto, pero...
Le pregunto como defensa que fue: ¿qué valoración hace del aspecto defensivo del equipo en lo que va de temporada?
-Lamentablemente este año ha sido uno de los puntos débiles del equipo, una inconsistencia difícil de solucionar que merma cualquier opción de mantener una cierta regularidad. Siempre se ha producido en casi todos los partidos alguna jugada o algún regalo inexplicable. El domingo fue el segundo tanto de la Ponferradina, que serviría de ejemplo para cualquier escuela de entrenadores, pero antes fueron las empanadas previas a las faltas cercanas al área, los despistes en los saques de banda, los desajustes en las marcas... Siempre ha habido algo y así es difícil. Estoy seguro de que Alberto está incidiendo en este aspecto, pero ¿cómo se entrena eso, cómo se motiva la concentración? Vuelvo a lo del principio: a estas alturas todo depende de los jugadores.
¿Qué opinión le merecen las últimas ausencias de Guzmán?
-Me parece un arma desaprovechada totalmente porque es que jugador rápido y desequilibrante, y eso no suele abundar. Si no está lesionado me pregunto si estará castigado y si es así, no lo entendería porque estarías tirándote piedras contra tu tejado. ¿Que metió la pata? Vale, de acuerdo, pero ya lo ha pagado con creces, ¿no? Creo que el equipo no está como para desaprovechar jugadores como él. Uno no puede ser tan orgulloso para decidir que no vuelve a jugar por lo que sea cuando te estás jugando la vida. Necesitas toda la munición posible para estas cinco guerras que te quedan, pero hay cosas que se me escapan...
Así que va a ser verdad que, al final, el fútbol es fútbol...
-¡No tengas duda! (risas)