Vitoria - Tania Calvo se perdió la opción de competir en Londres por un golpe de mala fortuna, por eso ahora desea quitarse esa espina clavada que lleva dentro. Su sacrificio está fuera de toda duda y por ello no ha dudado en alejarse de sus más allegados para conseguir el billete olímpico. Su palmarés en categoría junior es admirable, por lo que tiene ante sí un futuro envidiable. DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA acerca a una de las deportistas alavesas más consagradas en la elite mundial pese a que cumplió hace poco la mayoría de edad.
Lo primero de todo, ¿cómo se animó a practicar un deporte como el suyo?
-Realmente aún no lo sé. Me aconsejaron a que probara la pista, fui a ella, me picó el gusanillo y hasta ahora.
En alguna ocasión ha asegurado que le ayuda a tener una vida sana...
-Así es. Es un deporte en el que tienes que entrenarte duro para triunfar y, por supuesto, cuidarte. Al final, te impide salir de fiesta cada fin de semana o tomarte todos los días una cerveza, pero cuidarse no es una opción.
¿Es verdad que debutó a los tres años?
-Sí, es cierto. Mi padre siempre ha sido deportista y me llevaba a andar en bici. Entonces sí o sí tenía que aprender cuanto antes. Luego me apunté por casualidad a varias carreras y empecé a tomármelo más en serio.
Seguro que no es fácil para una joven como usted vivir lejos de casa y apostar tan fuerte por un deporte minoritario.
-La verdad es que pronto me di cuenta de que tendría más posibilidades de vivir del ciclismo en pista que en el de ruta y, por tanto, me podría ganar la vida más fácil. Igual en otros deportes uno se hace más rico, pero el ciclismo de carretera no te da para comer y está peor, al menos en chicas. En hombres lo desconozco.
Debe estar en todo momento con los cinco sentidos puestos porque hay mucho codazo entre las participantes, ¿o no?
-Eso te lo da la experiencia. Nunca te libras de que la de al lado te pegue con el codo, te empuje y te salga una carrera más pestosilla. Es cierto que hay que andar con mucho cuidado porque las rivales son tan rápidas que en la parte final utilizan todos los medios a su alcance para tratar de rebasarte.
Los ciclistas tienen fama de contar con unas piernas fibrosas. En su caso, ¿cómo son?
-(Risas). Cuando empecé con la bici es cierto que no las tenía como ahora. Al principio, eran mucho más finas y ahora, con esto del gimnasio y entrenamiento, me están creciendo poco a poco. Los pantalones que llevaba antes ya no me caben. He de reconocer que tengo problemas para que me pasen de cintura y muslo.
En su día hubo una polémica con jugadoras de voleibol a cuenta de la indumentaria a vestir. ¿Le gustaría no tener que llevar un maillot tan prieto e ir con algo más ancho?
-No. Mi ropa es bastante cómoda para andar en bicicleta. Cuando voy vestida de calle y veo que la ropa me baila por culpa del viento, no me gusta esa sensación. Por eso me gusta mucho la indumentaria que nos prepara el equipo. Los ciclistas llevamos en general una ropa bastante cómoda, aunque desde fuera dé la sensación de ser prieta.
Los deportistas suelen ser maniáticos y una especie de bichos raros. Cuénteme algún secreto inconfesable...
-Aunque no me sirva para nada, desde siempre bebo un sorbito muy pequeño de agua antes de cada carrera. Me suele gustar hacerlo antes de una competición importante. Otra de mis manías es que no me gusta competir con los mismos calcetines con los que he calentado. Los calcetines me apasionan, pero casi siempre utilizo unos nuevos para el momento de correr.
A muchas chicas que practican deporte les gusta arreglarse y ponerse guapas para la competición. ¿Se suma a esta moda?
-No, no... Siempre he pensado que el ir mona o maquillarme no va conmigo cuando estoy con la bici. Me gusta prepararme y salir bien, pero considero que la bici es un sitio para sufrir y no para ir guapa. No obstante, hay rivales que van maquilladas y perfectas.
De dar tantas vueltas al velódromo, ¿no se ha mareado alguna ocasión?
-No, la verdad es que nunca. Siempre me habían dicho que diera alguna vuelta al revés para acostumbrar a los músculos y que no se te carguen más de un lado, pero eso es algo imposible en el peralte.
Ha viajado a lugares muy exóticos del planeta como México, China, Colombia... ¿Cuál es la comida más sabrosa que ha degustado?
-Cuando tengo que viajar a algún lugar concreto, normalmente me gusta comer las cosas típicas. No me voy a ir hasta tan lejos para no probar lo que comen. Las comidas son realmente diferentes en esos sitios. Cuando vais a un restaurante chino de Vitoria lo que eliges no tiene nada que ver con lo que comes allí. No obstante, reconozco que pruebo las comidas después de competir por si acaso sufro algún problemilla en la tripa.
En su caso, ¿también es obligatoria la estricta dieta y debe privarse de ciertas cosas?
-Sí, pero con excepciones. Si algún día quiero comer un poco de chocolate, no me privo. Cuando estoy preparando algo muy importante, me cuido bastante. En caso contrario, no le hago ascos a casi nada. Evidentemente, no me paso de la raya todos los días, aunque de vez en cuando ya me doy algún capricho.
¿Le han echado algún piropo en plena competición o cuando sale a la calle en bicicleta?
-Sí, alguna vez sí. Me parece extraño porque voy con el casco, con gafas... No me pueden ver, entonces no lo considero normal. Es un problema de ellos (risas...).
Está dedicada full time al ciclismo y, a sus 21 años ha sacrificado momentáneamente los estudios hasta el punto de no poder continuar un módulo de Educación Infantil...
-Sí, es cierto. Estando este año en el Mundial, me invitaron a retirarme voluntariamente de él por si en 2015 quería volver a hacerlo. No me era posible presentarme a los exámenes ni acudir a las clases porque no podía compaginarlo con el deporte. Este año prácticamente no he tenido tiempo para nada porque he estado ya dos veces en México. Es un sinvivir durante muchos días que no me permite hacer todas las cosas que quisiera.
La vida está muy difícil para los jóvenes de hoy en día. ¿Es consciente de que, antes o después, deberá hincar los codos?
-Soy la primera que sé que con el ciclismo en pista no me voy a ganar la vida. La bici ahora es para disfrutarla y, de momento, puedo ganarme la vida con ella, pero en un futuro hay que trabajar sí o sí. No me puedo permitir el lujo de dejar los estudios porque, en caso contrario, ¿qué voy a hacer cuando cumpla 30 años? No podré estar sin ningún título.
Desde 2010 vive en Mallorca. ¿Cómo resiste la tentación de no salir de fiesta en un lugar tan marchoso?
-Dependiendo de la época y del tipo de gente con el que te rodeas te va a incitar a una cosa u a otra. La fiesta que hay allí tampoco me gusta mucho porque hay mogollón de gente que viene de fuera a desmadrarse y a hacer lo que no pueden en sus casas.
¿Siente nostalgia de casa, de Vitoria?
-Sí, echo mucho de menos a mis padres y mi casa. Por eso, cada vez que puedo, me escapo y paso unos días aquí. Cuando vengo a Vitoria, estoy casi todo el tiempo con ellos. Soy bastante casera, me gusta valorar lo importante y estar con la gente que toca.
¿Viviendo en Mallorca, cómo vamos con el alemán?
-Sí, estoy en ello. La verdad es que se trata de un idioma que me gusta, aunque es bastante difícil. Generalmente, los idiomas no se me han dado tan mal y me apetece aprenderlos, pero en el caso del alemán es complicado.
Tras la espina clavada de no poder competir en Londres, ¿qué daría por estar en 2016 en los Juegos Olímpicos de Brasil?
-Uff... Este año ya empezamos a puntuar y voy a poner todo de mi parte para estar allí. Es lo máximo para un deportista. Primero aspiro a clasificarme y luego a obtener una medalla. Daría todo por ello.
El ciclismo de ruta siempre está en el punto de mira por el dopaje. ¿Hay mucho tramposo también en el de pista?
-En el de ruta es cierto que se han visto muchos casos, pero el de pista es otra modalidad distinta. Aquí no hay tantos, aunque está igual de manchado porque, a la postre, es ciclismo. Pero yo no diría que hay mucho tramposo.
El Ayuntamiento de Vitoria está multando desde hace unos días a los ciclistas que circulen por el centro de la ciudad. ¿Cree que solo un afán recaudatorio?
-No lo veo bien. Por un lado, quieren incitar a la gente a no utilizar tanto el coche por el centro debido a la contaminación y a que vayamos en bici, autobús o andando. Y luego, al mismo tiempo, están restringiendo otras cosas que no hacen bien al ciudadano. Yo no lo sufro tanto como los de aquí. Si no estás al corriente de las leyes, no creo que sepa bien que te multen cuando, por otro lado, te han dicho que te muevas en bici o en otro tipo de transporte. Si tienes que pagar 45 euros de multa, a lo mejor si que lo hacen para recaudar. No me gustaría, eso sí, pensar que es así.