PRETORIA. En su esperada declaración, Pistorius, dijo "no poder imaginar el dolor" que la familia sufre por la pérdida de Reeva Steenkamp, a la que el atleta paralímpico ha confesado haber matado a tiros el 14 de febrero del año pasado.
"Todas las mañanas cuando me levanto sois las primeras personas en las que pienso, por las que rezo", manifestó Pistorius con voz muy emocionada y apenas audible, dirigiéndose al banco del tribunal Superior de Pretoria que ocupa la familia Steenkamp.
Llamado a declarar como segundo testigo por la defensa, Pistorius continuó su testimonio relatando que, desde que matara a Steenkamp, toma antidepresivos y pastillas para dormir, ha perdido peso y le cuesta dormir por las noches.
"Tengo pesadillas terribles, me despierto y siento olor a sangre", explicó el deportista paralímpico sudafricano.
A preguntas de su abogado, Barry Roux, Pistorius, de 27 años, prosiguió recordando su infancia y cómo le fueron amputadas las dos piernas con menos de un año, debido a que nació sin las fíbulas o peronés en sus dos extremidades inferiores.
Pistorius -el segundo testigo llamado a declarar por la defensa después del experto forense Jan Botha- rememoró incidentes relacionados con su condición de discapacitado, en los que sufrió abusos por parte de otros alumnos en el colegio.
El corredor mencionó también el miedo a atracos en su domicilio con el que vivía su madre, Sheila, que falleció cuando él tenía 15 años, así como las constantes ausencias del padre, Henke, que no ha acudido al Tribunal Superior de Pretoria desde que comenzara el juicio el 3 de marzo.
Oscar Pistorius se convirtió en los Juegos de Londres de 2012 en el primer atleta con las dos piernas amputadas en competir en unas Olimpiadas.