el pasado viernes, el Baskonia volvió a echar en falta un base en el más amplio sentido de la palabra. La sombra de Pablo Prigioni continúa siendo alargada. Y digo Prigioni porque es el último gran base con el que ha contado el Laboral Kutxa. Calderón, Elmer Bennett, Pablo Laso... son bases que marcaron un antes y un después en el equipo vitoriano. Desde la marcha del último gran base, el argentino Prigioni -hoy dirigiendo el timón en los New York Kicks de la NBA-, la vida deportiva del Baskonia no ha sido igual. Heurtel es el mejor de todos los que dispone el entrenador, Sergio Scariolo, pero le falta regularidad en sus prestaciones. En Milán no se encontró cómodo. Es verdad que los italianos hacían por momentos una defensa con cambios entre los exteriores que dificultó la circulación del balón. Y Poeta casi siempre tuvo que jugar de espaldas a la canasta porque la defensa de sus pares le obligaban a protegerse. Su falta de físico en este tipo de partidos oscurece su labor.
Scariolo intentó al inicio del encuentro defenderse del poderío físico italiano refugiándose en una defensa zonal, pero el Emporio Armani encontró las opciones apropiadas para romperla sin grandes dificultades. Desde mi punto de vista hubo diferentes fases del encuentro donde el conjunto vitoriano intentó proteger su aro con una zona 2-3. Incluso colocó a Andrés Nocioni de 3 y a Mainoldi de 4 para ser más fuertes, pero tampoco esta fórmula resultó. El bajo rendimiento de argentino hizo que Scariolo tuviera que poner a Hamilton y a Pleiss juntos durante varios minutos, algo que apenas hemos visto a lo largo de la presente temporada. Las limitaciones del escolta argentino Mainoldi están siendo un problema para el Baskonia, ya que basa su juego exclusivamente en lanzamientos de tres puntos, lo que le convierte en una alternativa muy previsible. Además, en defensa no está aportando lo suficiente para gozar de más minutos. Lo único que le puede mantener en cancha es estar acertado desde más allá de la línea de 6,75.
Un milan polivalente Respecto al scouting de la escuadra italiana podríamos decir que no cuenta con un base puro, una circunstancia que le permite iniciar el sistema de ataque con cualquiera de sus jugadores. Así, tanto Langford como Gentile, Hackett o Jerrells se alternaban el viernes una y otra vez para subir el balón a la zona de ataque. En ese aspecto, el Armani Milan es un equipo con mucha polivalencia, lo que hace que las opciones de juego se multiplicen en cada partido. Además, todos los exteriores italianos tienen un muy buen uno contra uno (1c1), lo que dificultó la defensa baskonista. Los pívots también jugaron su papel en el último choque europeo. De este modo. Lawal y Samuels se limitaban a realizar bloqueos, saltar a cada tiro de los baskonistas, coger rebotes y subir los balones que les generaban los exteriores. En defensa no dejaron en ningún momento que los postes baskonistas se acercaran a la pintura ya que tenían más fuerza y mucha intimidación. Solo Hamilton intentó equilibrar el juego interior en el segundo tiempo, pero su falta de ritmo después de la lesión -se perdió los dos choques previos al partido del viernes- le impidió hacer un mejor trabajo.
En definitiva, concluiría que el partido ante el conjunto italiano fue dominado por la escuadra local durante los tres primeros cuartos. El Baskonia reaccionó en el último. Durante los 30 primeros minutos el partido estuvo dormido a favor del Armani. El Baskonia se veía incapaz de morderle, siendo inferior en todas las batallas individuales. Y en el último cuarto, en apenas cinco minutos, cerrando el rebote defensivo, corriendo y acertando desde los tres puntos, metieron el miedo al Armani acercándose a los cinco puntos de diferencia. Sin embargo, Hackett y el acierto desde la línea de tiro libre impidió la remontada. Ahora toca recuperarse y visualizar la victoria contra el CAI Zaragoza esta mañana, algo necesario para poder entrar en el bombo de la próxima edición de la Copa en Málaga, el próximo 6 de febrero.