VITORIA

Los tres aspirantes que este año desafían todas las dificultades para llegar al Polo Sur usan diferentes técnicas para avanzar hacia su meta. Su propio equipo, y la ayuda que reciben del exterior, son asimismo muy diferentes. Juan Menéndez Granados es el único que pretende llegar en autonomía, esto es, sin ayuda exterior. Este es el perfil de los otros dos aventureros que buscan el Polo Sur en bicicleta.

Maria Leijerstam

En un triciclo de acero

En su vida profesional dirige una compañía de actividades deportivas al aire libre en Gales.

Maria llegará al Polo Sur a lo largo de la South Pole Traverse, una carretera hecha en el hielo que une la estación Amundsen en el Mar de Ross con el Polo Sur. Para facilitar el tráfico de orugas y sus remolques, llevando provisiones y sobre todo combustible a las bases del centro de Antártida, (1/2 millón de kg en 2008-9) los surcos y otros obstáculos bajo la superficie, detectados con georradar, fueron rellenados y el conjunto alisado con máquinas. El resultado es una ruta más segura y más eficaz para el periodo útil, de Octubre a Febrero. Esta vía asciende primero la barrera de Ross, que es el tramo de mayor dificultad, para luego nivelarse en el alto del glaciar Leverett para el resto del trayecto. La distancia que Maria ha de recorrer son 640 km.

Maria viaja en un triciclo de acero, especialmente adaptado por Inspired Cycle Engineering de Cornwall, con ruedas de 11.5 cm de ancho. El viento fuerte opone gran resistencia a las bicicletas convencionales, y esta es más aerodinámica. Además, en una bicicleta clásica no es posible mantener el equilibrio si ruedas muy despacio; esta, sin embargo, permite viajar a 1 km/h si es necesario. En contra, el triciclo hace tres surcos en la nieve, lo cual opone mucha mas resistencia que una bicicleta normal. Maria planeaba llevar todo su equipo consigo, unos 55 kg. para 20 días, y ser, hasta donde pudiera, independiente del equipo de filmación y apoyo que la sigue en dos pickup Toyota especiales. Tras comenzar su viaje el 17 de Diciembre, ha hecho gran progreso en los primeros días, subiendo la parte más trabajosa de su viaje, hasta lo alto del glaciar. Sin embargo allí ha encontrado mucha nieve blanda y cinco días mas tarde no ha tenido mas remedio que dejar su equipaje a la camioneta para poder seguir pedaleando: el triciclo no puede empujarse.

Daniel Burton

Tres reavituallamientos

Es norteamericano, tiene 50 años y posee una tienda de bicicletas en un pueblo del estado mormón de Utah. Dice que el ciclismo le salvó de la muerte tras una vida muy sedentaria.

Viajó en avión hasta Punta Arenas en la Tierra de Fuego de Chile. Desde allí ha volado, con Juan Menéndez Granados, hasta el Union Glacier camp, un pequeño pueblo de tiendas de campaña, propiedad de la empresa Anctartic Logistics and Expeditions (ALE). La pista de aterrizaje es de hielo sólido, lo que permite el aterrizaje de aviones grandes. Es el punto de partida de gran cantidad de expediciones, y en el tiempo que Daniel ha estado allí ha encontrado tres. Los tres grupos, y Daniel también, cuentan con puntos de avituallamiento dejados previamente por esta organización. En el caso de Daniel, son tres reavituallamientos que ha de localizar por sus coordenadas de GPS. El camino parte de la bahía de Hércules y sigue junto a las montañas Thiels, previamente trazado por los esquiadores, lo que le brinda una superficie más compacta para la bicicleta y una orientación, muy bienvenida en un lugar donde el horizonte es muy similar en 360º. Su bicicleta es una Borealis Yampa, con ruedas de 12,7 cm. de ancho y estructura de carbono. Lleva la carga en alforjas, unos 40 kg. Calcula que el costo de esta expedición rondará unos 300.000 euros, la mayor parte para pagar a ALE, a quienes debe llamar cada día por razones de seguridad.

Daniel comenzó su viaje el pasado 2 de Diciembre. Su plan, si la nieve hace imposible el avanzar sobre la bicicleta, es empujarla, pero no la cargará en la pulka.