Bilbao. Habría que retrotraerse a principios de los años ochenta, cuando el fútbol vasco encadenó cuatro títulos de Liga consecutivos, para encontrar el aliciente supremo destilado en los derbis, puesto que ambos dos pelearon por los más grandes objetivos futbolísticos; y hasta la temporada 1997-98 para hallar un derbi con el Athletic y la Real Sociedad disputándose metas ambiciosas, como en este caso es una plaza para poder disputar la próxima Liga de Campeones, objetivo que se insinúa en el seno del club rojiblanco por razones obvias, ya que ocupa la cuarta posición, y se declara abiertamente en la Real, después de engarzar cuatro victorias consecutivas en el campeonato liguero; racha que ha disparado al equipo txuri-urdin, tras unos inicios muy irregulares, hasta la quinta posición, recuperando la excelencia de su juego.
Jagoba Arrasate, entrenador de la Real, así lo admitió la semana pasada, tras conseguir una clara victoria en Granada (1-3) y comprobado que el Athletic y la cuarta plaza se ponían a tiro si su equipo ganaba el derbi del próximo domingo en Anoeta.
En la temporada 1997-98 el Athletic celebró su centenario y bajo la dirección técnica de Luis Fernández terminó segundo el campeonato liguero, disputando al año siguiente la Liga de Campeones, que por aquel entonces solo admitía dos equipos correspondientes a las ligas más potentes de Europa.
El Athletic sumó entonces 65 puntos, nueve menos que el Barça, que arrasó en el campeonato, pero dos más que la Real, tercer clasificado, una plaza que entonces le dejó con las miel en los labios y la Copa de la UEFA a modo de consuelo.
En aquella campaña tan señalada para el Athletic, por la efemérides del Centenario y el éxito deportivo, los derbis se solventaron con total igualdad. Empate a un gol tanto en San Mamés como en Anoeta.
Diez años atrás, en la temporada 1987-88, con Jhon Toshack en el banquillo txuri-urdin y Howard Kendall en el rojiblanco, ambos equipos también disputaron y alcanzaron su clasificación para la Copa de la UEFA, la Real como segundo clasificado y el Athletic terminando en la cuarta posición, tras el Atlético de Madrid, que fue tercero. Si en el primer derbi, disputado en San Mamés, terminó con una de las mayores goleadas conseguidas por la Real en la vieja Catedral (1-4), el partido de vuelta, en Atocha, no fue tan rotundo en el resultado, pero sí en la trascendencia del mismo, puesto que el Athletic sumó tres puntos valiosísimos para alcanzar la meta europea merced a un gol (0-1) de Joseba Agirre.
En tiempos más recientes, el Athletic acabó en la vigésima jornada con la racha de imbatibilidad de la Real en la campaña 2002-03, cuando logró su primera clasificación para la Champions, endosándole un contundente 3-0, pero en San Mamés, con dos goles de Joseba Etxeberria y otro de Santi Ezquerro.
Tres años después de aquella extraordinaria campaña de la Real, el Athletic se llevaba el derbi de Anoeta (0-2) con sendos tantos de Andoni Iraola. Se cumplía la vigésima jornada y el equipo donostiarra lucía el farolillo rojo. La Real consumó luego su descenso. De vuelta a primera, el equipo guipuzcoano ganó el derbi en el curso 2010-11 (2-0), perdió en el siguiente (1-2) y superó al Athletic por 2-0 en el último choque ocurrido en el recinto de Anoeta.