Duración: 45:14 minutos de juego.

Saques: 6 de Olaizola II (tantos 2, 3, 10, 11, 13 y 21) y 2 de Bengoetxea VI (tantos 4 y 7).

Faltas de saque: Ninguna.

Pelotazos: 366 pelotazos a buena.

Tantos en juego: 7 de Olaizola II, 1 de Aretxabaleta, 1 de Bengoetxea VI y 2 de Galarza.

Errores: 4 de Aretxabaleta, 1 de Bengoetxea VI y 6 de Galarza

Marcador: 3-1, 4-1, 6-2, 7-4, 8-5, 9-5, 21-6 y 22-9.

Incidencias: Partido correspondiente a la segunda jornada de la liguilla de cuartos de final del Campeonato de Parejas de la LEP.M disputado en el frontón Labrit de Iruñea. Buena entrada.

Pamplona. Dice el refrán que más sabe el diablo por viejo que por diablo y Aimar Olaizola lo demostró ayer en el Labrit de Iruñea. El goizuetarra vio las carencias de sus rivales y, sin dudarlo, centró todo su juego en ellas. Olaizola II castigó durante todo el choque al debutante Ladis Galarza, que volvió a sacar a relucir su poderoso garrote pero, una vez más, pecó de inexperiencia y acumuló demasiados errores en su hoja de servicios. Todo lo contrario que los colorados. Aimar y Aretxabaleta hicieron un partido casi perfecto y se llevaron su segunda victoria en el Campeonato de Parejas tras ganar por 22-9 a Oinatz Bengoetxea y al zaguero de Baraibar.

Como suele ser tradición en las familias, el hermano pequeño hereda las cosas del mayor y entre los Olaizola las cosas tampoco cambian. Acabado su partido, Asier le cedió su gerriko a Aimar. Seguro que este no ha sido el único legado, sin embargo, esa prenda de ayer era especial. El último cinturón como profesional de Olaizola I y Aimar respondió a ese honor con un partido superlativo, sin cometer ni un solo error durante todo el envite y convirtiéndose en el gran protagonista. Un regalo para la vista, en un día muy especial para su hermano.

Olaizola II monopolizó el juego. Fue dueño y señor de los cuadros alegres y convirtió el partido de Galarza en un calvario. Un choque de diez. Todo lo contrario le ocurrió a Bengoetxea, que anduvo desaparecido, superado por la pareja colorada. El leitzarra solamente cometió un error pero tampoco acertó a la hora de terminar el tanto. En los cuadros alegres, Oinatz se midió con un perfecto Aimar, una muralla sin la más mínima rendija. Además, Aretxabaleta también fue clave en su mal partido. El markinarra no llegó a dominar pero consiguió evitar al delantero de Asegarce durante toda la tarde.

Pero ninguno de los cuatro pelotaris fue el protagonista de los primeros tantos. Una pelota rápida y escurridiza complicó su labor a Aretxabaleta y Galarza. Los dos delanteros, curtidos en mil batallas, intentaron sacar provecho de esta situación y cargaron el juego atrás, todo con el objetivo de forzar el error de los inexpertos guardaespaldas. Andoni y Ladis hicieron malabares para devolver cada uno de los envenenados cueros. Las escapadas se sucedieron y la pelota rozó varias veces el colchón superior. Sin embargo, dentro de esta caótica batalla, el markinarra se mantuvo más entero y a pesar de estar dominado por los poderosos golpes del zaguero azul, consiguió no errar. Un hecho clave para que la diferencia aumentara hasta el 6-1 inicial. Poco a poco, Andoni empezó a pagar el esfuerzo del partido y los azules consiguieron acercarse hasta el 8-5. Ladis pegó y pegó sin parar e hizo desaparecer, por un momento, a Aimar. Andoni estuvo demasiado solo en esos compases, pero entonces, Olaizola volvió a sacar a relucir su incontable ingenio para volver el partido de un color rojo oscuro. En un abrir y cerrar de ojos, un contundente 21-5 se vislumbró en el electrónico. Olaizola II descubrió los problemas de Galarza a la hora de restar. Aimar calibró su punto de mira, apuntó y disparó al baraibarra una y otra vez. Así, encadenó seis saques durante el partido. Una plusvalía dentro de un choque marcado por el monopolio del goizuetarra. Oinatz también intentó restar los saques del pequeño de los hermanos de Goizueta, pero la pelota siempre volvió con nieve, demasiado alta para poder usar su buen sotamano.

A pesar de todo, los azules nunca tiraron la toalla. Con el 21-5 en el marcador, Oinatz intentó maquillar algo el resultado, un 22-5 hubiera sido una losa demasiado pesada para el devenir del Campeonato. En un alarde de orgullo, Bengoetxea y Galarza consiguieron cuatro tantos más. Pero este canto del cisne particular tenía que terminar y, por enésima vez, Olaizola tiró una pelota atrás que se le atragantó a Ladis. La historia de un partido en el que Aimar demostró que sabe más por viejo que por diablo.