el Laboral Kutxa visitaba la cancha de Miribilla con urgencias. Una nueva derrota podía complicar sobremanera su clasificación para la Copa del Rey. Y así fue. El Baskonia estuvo cerca para luchar por la victoria. De hecho, pudo caer para cualquiera de los dos bandos. Pero a nivel de juego colectivo el Bilbao Basket se mereció el triunfo. Las recuperaciones de Nocioni, Hanga y Causeur están afectando a los cambios de rol del equipo. Y es algo lógico. Cuando un grupo se acostumbra a sobrevivir y a progresar durante un largo tiempo con la ausencia de varios jugadores titulares, la incorporación de estos al equipo hace que se modifiquen roles, rotaciones, minutos de juego y opciones en los movimientos ofensivos. Los supuestos titulares van comiendo minutos a los teóricos suplentes y estos deben intentar seguir ofreciendo el mismo rendimiento pero en momentos diferentes de los partidos y siempre bajo la atenta mirada de los máximos protagonistas. Todo ello llevará un tiempo de adaptación, que por otra parte en el deporte profesional no lo hay. En el bando bilbaíno debo resaltar el gran trabajo de dos integrantes de la llamada generación de "los chicos de oro": Raúl López y Germán Gabriel. Son dos jugadores que formaron parte de aquella selección que ganó el oro en el Torneo de Mannheim, considerado el Mundial oficioso de la categoría y que la integraban todavía unos desconocidos Pau Gasol, Juan Carlos Navarro, José Manuel Calderón, Felipe Reyes, Carlos Cabezas, etc... Un equipo que llevaba muchos años unido desde categorías infantiles. También consiguieron el oro en Varna enfrentándose en ese Europeo Junior contra la Rusia de un tal Andrei Kirilenko, la Grecia de un tal Antonis Fotsis y en la final contra la Croacia de unos Mario Stojic y Mario Kasun. O el oro en el Mundial junior de Lisboa contra la toda poderosa Estados Unidos. A partir de ahí, ya sabemos todo el recorrido que han hecho estos jugadores en sus carreras deportivas. Raúl López dirigió con gran sentido, con grandes recursos tácticos y demostrando que es capaz de jugar más de veinte minutos a un gran nivel. Estamos viendo de nuevo la mejor versión de Raúl, un base (con mayúsculas) con gran talento y con gran dominio del juego. Por su parte, Germán Gabriel parece a primera vista un jugador frágil, físicamente flojo, con una barba un poco desaliñada, pero con un talento de grandes quilates. En el poste bajo, impartió un clínic a todos los que se acercaron a Miribilla, consiguiendo canastas de todos los colores. Eso hizo que el juego exterior bilbaíno se oxigenara con canastas importantes y de calidad. Además, el venezolano completó su gran actuación repartiendo buenas asistencias y demostrando su gran visión de juego. Y en defensa con un físico normalito sabe como hacerlo para que no le saquen fácilmente las ventajas. Raúl y Germán fueron dos de los pilares para conseguir la victoria contra el Baskonia. Por parte vitoriana, se volvió a demostrar que Pleiss con el único compañero que conecta es con Heurtel, su mejor colaborador para anotar. El resto no le da los balones donde más daño puede hacer y eso le complica la vida. Además, si hace tres faltas en cinco minutos eso le penaliza en minutos y en confianza. Hamilton volvió a la que fue su casa e intentó hacer su juego, pero se vio superado y tuvo que alejarse de la pintura para hacer daño. Ese es un mal dato para uno de los fichajes estrellas para el juego interior. Nocioni y San Emeterio estuvieron bien, pero en bastantes minutos desaparecidos. Resaltar de nuevo la aportación de Diop. Me gusta su intensidad y su descaro, pero me parece que sus altercados hay que empezar a corregirlos. El primero contra el griego Bourousis fue elogiable y puso a la grada en pie. En el segundo, se le notó raza. Pero a partir de ahí, si ese tipo de actuaciones se convierten en hábito, se le puede empezar a colgar el cartel de confictivo y eso no es conveniente para un chaval de 18 años con un gran futuro como es el caso de Ilimane.