Si grande es la victoria, más grande es la amistad con los rivales", defendió en vida el laureado atleta checoslovaco Emil Zatopek, conocido en la comunidad internacional como La locomotora checa por sus extraordinarias cualidades para las pruebas de fondo. Más allá de la competición y las marcas, su credo deportivo siempre estuvo marcado por la lealtad y el compromiso con las pruebas que disputó, que no sólo le reportaron grandes éxitos sino que elevaron su figura hasta el rango, casi, de héroe nacional en su país. Eran tiempos de honor y coraje, desde luego muy diferentes a la realidad actual, donde el deporte y sus valores han sido víctimas de una extraordinaria metamorfosis. En plena ola capitalista resulta cada vez más difícil encontrar ejemplos similares al de Zatopek. Deportistas distintos y dispuestos a honrar el sacrificio desde la mayor de las honestidades. El atletismo vitoriano tiene en el joven Iván Fernández, quizá, a su discípulo más aventajado después del gesto que hace un año tuvo con un rival en el cross internacional de Burlada, al que dejó ganar en la línea de meta cuando éste confundió unos metros antes el acceso a la llegada. Aquel formidable gesto, absolutamente inusual en el mundo del profesionalismo, dio la vuelta al mundo y colgó sobre el vitoriano la vitola de discípulo de Zatopek.
disfrutando en el sufrimiento Afortunadamente el caso del vitoriano no es único. En deportes y modalidades pegadas a la montaña, sobre todo, el valor de la amistad continúa imponiéndose sobre la tiranía del resultado. Y el caso más cercano en Vitoria se dibuja en torno a la familia que conforma uno de los equipos de carreras por montaña que existen en estos momentos. Una variante mucho más extrema que el running tradicional donde la mayor parte de sus corredores responde a un perfil físico y mental muy focalizado en el monte. Gozan de gran prestigio en esta línea pruebas como la Ehun Milak, la Ultra Covadonga Extrem, la Zegama-Aizkorri, la Ultra de Andorra, la Travesera de los Picos de Europa o el Ultra Trail del Mont Blanc (UTMB), una prueba de una dureza extraordinaria que el vitoriano Javi Domínguez supo tolerar este año para acabar tercero tras 167 kilómetros de dura travesía.
Aunque resulte difícil de asimilar, en ese tipo de situaciones límite corredores como este físico de profesión son felices. Fijando primero y superando después los retos establecidos, pero sobre todo sometiendo sus mentes a un desafío permanente. En esta "bendita locura" que cada temporada les lleva a castigar sus cuerpos con unas condiciones durísimas andan enrolados desde hace ya un tiempo un buen grupo de trailers vitorianos como Ander Garmendia, Gorka Gaviña, José Javier Zurikarai, José Manuel Almeida, Kike Zamora, Marcelo Temprano, Miguel Angel Valverde, Ricardo Ruiz de Apodaca, Felipe Artigue, Eneko Leonardo y las féminas Lide Leibar, Maider Arberas, Arantzazu Pérez de Arenza y Maddi Arazola.
Son corredores extremos en su tiempo libre que el resto de la semana, en cambio, tratan de olvidar el verde afanándose en sus respectivas profesiones, donde la variedad es notable. Existen bomberos, estudiantes, fresadores, técnicos de trabajo en altura, informáticos, exfutbolistas, especialistas en mantenimiento o psicólogos como Maddi, una mujer que hace unos años abandonó el alpinismo -formó parte del equipo nacional entre 2009 y 2010- cuando dejó de disfrutar y empezaron a surgir los miedos. Desde entonces apuesta por los ultras "porque a parte de ser pruebas duras físicamente son ante todo un desafío mental", reconoce a este periódico.
Esta psicóloga de 34 años y el resto de compañeros forman parte del Equipo de Carreras por Montaña Kirolak-C.M. Gasteiz, un proyecto pionero en Álava que vio la luz en mayo de 2010 bajo la dirección deportiva de Eduardo Martínez. A partir de la experiencia de varios corredores de asfalto se decidió dar el salto a la montaña para crear el primer equipo de trail que se formaba en Euskadi. Entre los resultados más destacados, advierte el grupo, está el tercer puesto en la Copa de Euskadi de carreras verticales por clubes y el subcampeonato de Copa de Euskadi de Carreras de Montaña, también por clubes, en 2011; el 12º puesto por equipos en el Campeonato de España del año pasado y, en la esfera individual, la meritoria medalla de bronce que Javi Domínguez logró este año en el exigente Ultra del Mont Blanc, considerada la carrera a pie de mayor prestigio de Europa.
El poder de la mente Resultados y estadísticas, en definitiva, para un deporte donde es difícil establecer pronósticos. Entre otras cuestiones porque el estado mental del corredor, llegado el caso, puede jugar un papel determinante a la hora de enfocar la carrera. Los propios protagonistas de este reportaje confirman la influencia de este factor a la hora de saber jugar la estrategia, escoger la táctica e incluso saber eliminar el dolor, muchas veces insoportable. Pero también es básico controlar la mente para motivar el entrenamiento, soportar la presión o saber organizar una vida deportiva. "Es algo básico, sin esto el físico no sirve para nada", advierten algunos miembros del equipo antes de comenzar una de sus sesiones por la zona boscosa de Esquivel.
A ese tipo de desafíos mentales lleva acostumbrado ya muchos años José Jabier Zurikarai, un estadista de 44 años que desde pequeño siempre "flipó más con Messner que con Maradona". Explica que su primer maratón de asfalto le enseñó el camino de lo imposible, pero realmente el salto a la montaña, especialmente tras la legendaria Zegama-Aizkorri, que corrió por primera vez en el año 2006, fue lo que le sigue permitiendo hacer cosas "antes inimaginables para mí".
El bombero José Manuel Almeida (40) defiende algo parecido tras especializarse después de una década en carreras verticales donde las pendientes, muchas veces, resultan inhumanos, mientras que Ruiz de Apodaca, el veterano del grupo (45), se felicita por haber completado desde hace quince años todas las ediciones que ha disputado de la Hiru Handiak, un reto sólo posible con "suerte, tesón y preparación".
Alto voltaje Son historias de retos y superaciones, de personas y montañas, deportistas anónimos de otra pasta empeñados en "correr o morir", como sostiene el runner catalán Kilian Jornet. Motivadores de alto voltaje predestinados para un final distinto. Único. "Por más que subo le veo una cara diferente, no importa porqué camino corras sino hacia qué horizonte miras cuando llegues arriba, y dependiendo de la niebla o despejado que esté el día, la profundidad de tu éxito será diferente". Palabra de Gorka Gaviña Basterra.