La samba y los ritmos africanos que impregnan la música del estado brasileño de Bahía y el sincero homenaje al expresidente de Sudáfrica Nelson Mandela, fallecido el jueves, dieron ayer un tono agridulce al sorteo del Mundial de Brasil 2014. La ceremonia, celebrada en el lujoso complejo hotelero de Costa do Sauípe, en las playas paradisíacas del noreste de Brasil, lo tenía todo preparado para ser una gran fiesta del fútbol, pero la muerte de una figura de la talla de Mandela introdujo una inevitable nota luctuosa. Hubo 1.300 invitados
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