Madrid. El ansiado retorno al escenario mundialista de Colombia se topará, de entrada, con la combatividad de Grecia, la improvisación de Japón y el talento sin terminar de explotar de Costa de Marfil.
El cuarteto presenta un equilibrado reparto continental. Una equitativa mezcla que aúna modos distintos de entender el fútbol.
Colombia se adentró a lo grande en una nueva fase final. Después de su larga y oscura travesía por el ostracismo, por la larga ausencia mundialista, aspira en Brasil a hacer valer su condición de cabeza de serie y a exprimir la fe que genera una generación talentosa que lidera el atacante del Mónaco Radamel Falcao.
El conjunto que maneja el técnico argentino Jose Pekerman, que tiró de talento para sellar su pasaporte después de un inolvidable segundo tiempo ante Chile en el trayecto de clasificación, reanima el protagonismo enterrado en Japón y Corea 2002, Alemania 2006 y Sudáfrica 2010, con su puesta en escena en Brasil 2014, donde aspira a mejorar los octavos de final que alcanzó en Italia 1990, su tope hasta ahora en un Mundial, de la mano de nombres ilustres para su fútbol como Carlos Valderrama, Faustino Asprilla o René Higuita.