vitoria. El reinado de España se agota, toca a su fin. Como un político que ve que se extingue su legislatura, la selección de Vicente del Bosque cuenta las semanas que le quedan como vigente campeón del mundo. Este verano Brasil acoge la vigésima edición de la Copa del Mundo de la FIFA. Los españoles tendrán que intentar revalidar su título haciendo frente a 31 combinados nacionales que llegan a la cita con diferentes armas y argumentos pero con un mismo sueño: acariciar el trofeo diseñado por Silvio Gazzaniga.
España es señalada como la gran favorita desde todos los continentes, pero el aura de la selección colorada tarde o temprano debe diluirse. Del Bosque ya consiguió lo que nadie había logrado antes: ganar de manera consecutiva una Eurocopa, un Mundial y otra Eurocopa. No ha habido imperio alguno en la historia de la humanidad que se haya perpetuado por los tiempos de los tiempos y a buen seguro que el ciclo triunfal de la selección española también tendrá su ocaso. Hasta la fecha solo dos países han conseguido ganar dos ediciones de la Copa del Mundo de manera consecutiva. El primero en conseguirlo fue Italia, que en Francia revalidó el triunfo que en 1934 había conquistado como anfitrión. Brasil también encadenó dos títulos en las ediciones de 1958 y 1962, que se jugaron en Suecia y Chile respectivamente.
Una cosa es ser la favorita y tener que arrastrar un lastre que ningún otro equipo quiere tener, pero otra es estar exenta de dudas. La columna vertebral de la España que ganó el Mundial de Sudáfrica empieza a sufrir los rigores del tiempo. El seleccionador ha tenido habilidad para mantener los galones de las piezas sagradas y a la vez dar recorrido a nuevas incorporaciones, pero no hay línea del sistema táctico que no sea cuestionada. Iker Casillas ejerce de capitán, pero su suplencia en el Real Madrid le puede hacer perder feeling para llegar en plenitud de condiciones al verano. En la defensa y el centro del campo es difícil que piezas como Puyol, Xavi y Xabi Alonso rindan como hace cuatro años y está por ver si los Javi Martínez, Mata y compañía son capaces de tomar el relevo con garantías. En la delantera, los siempre cuestionados Villa y Torres podrán contar con el refuerzo del brasileño Diego Costa, que les ha comido terreno a Negredo, Soldado y Llorente.
En Brasil coincidirán los vencedores de todos los Mundiales de la historia. La selección anfitriona es otra de las grandes favoritas. Brasil es el único equipo que ha tomado parte en todas las ediciones de la Copa del Mundo y busca culminar su regeneración ante su público. La generación de Ronaldo encadenó tres finales consecutivas, pero en los torneos de Alemania y Sudáfrica no fue capaz de colmar las expectativas. La contundencia con la que se adjudicó el verano pasado la final de la Copa Confederaciones, ganando 3-0 a España, hace pensar que este Mundial podría sumar su sexto título.
Un peldaño por debajo de España y Brasil esperan su oportunidad cuatro equipos: Argentina, Alemania, Italia y Países Bajos. "Argentina siempre es favorita", sentencia Leo Messi. La albiceleste no pisa una final mundialista desde el 90, pero el jugador del Barcelona quiere sacudirse de una vez por todas el sambenito de que no rinde al máximo nivel en su selección. Escoltado por jugadores como Agüero, Higuaín, Lavezzi, Mascherano o Di María, Messi puede optar a su primer título con Argentina.
Joaquim Löw ha tenido cuatro años para seguir moldeando el joven equipo que tan buen sabor de boca dejó en el último Mundial. La madurez de Özil y el rodaje de jugadores como Götze, Müller, Hummels o el ahora lesionado Khedira refuerzan la sensación de que los germanos son serios candidatos al título. Algo similar pasa con los Países Bajos. En la tierra de los tulipanes todavía escuece la derrota en la prórroga de la última final. Torturados al verse sin premio en las tres finales que han disputado, los naranjas quieren regenerarse por enésima vez. Está por ver si Wesley Sneijder, el motor del equipo en el último Mundial, ha perdido competitividad al verse desterrado a una liga menor como la turca. A su alrededor vuelve a tener un equipo talentoso con nombres como Robben, Van Persie o De Jong. Y por supuesto, Italia. Los azzurri siguen fieles a su estilo rocoso aderezado con jugadores de quilates como De Rossi, Giovinco o Ballotelli.
La incógnita está en el rendimiento de Inglaterra y Francia. Los británicos son los eternos aspirantes. Como en todas las ediciones, acudirán con una nómina de jugadores de primer nivel, pero Inglaterra no alcanza las semifinales desde 1990. Es diferente el caso de Francia. Todavía están intentando reconstruirse después de hacerse añicos el día que Zidane cabeceó el pecho de Materazzi. Didier Deschamps podría convertirse en el primer entrenador vasco en ganar un Mundial. Llegará con un equipo eufórico después de voltear el marcador en la repesca contra Ucrania. Otro equipo al que las apuestas colocan entre los verdaderos aspirantes es Portugal. Al igual que Francia, los lusos han llegado al torneo a través de la repesca, pero cuentan con la baza de contar con un Cristiano Ronaldo que atraviesa su mejor momento.
A partir de ahí se abre el abanico de los equipos que aspiran a ser la revelación del Mundial. En esa cajón de sastre están los cinco países africanos, Uruguay, que acostumbra a crecerse en las grandes competiciones, Japón, que acude a su quinto Mundial consecutivo, Bélgica, con una gran camada de jóvenes valores, Estados Unidos, México...
Una de las grandes novedades en el sorteo de grupos del próxima 6 de diciembre será la presencia de Bosnia-Herzegovina, el único país debutante en este Mundial. Este pequeño país vio debutar a su selección en 1993 y 21 años después, con poco más de cuatro millones de habitantes, será el país con menos población del Mundial. Pero eso no hace que no sueñe con subir al trono.