vitoria

la Orden Olímpica, la Orden del Caballero del Sultanato de Pahang de Malasia, la Orden de la Buena Esperanza de Sudáfrica, la Orden de la Independencia de Jordania, el Gran Cordón de Wissan Alaoite de Marruecos, el Gran Cordón de la Orden de la República de Túnez, la Orden al Mérito de Yemen, Camarada Supremo Or Tambo de Sudáfrica, Caballero de la Legión de Honor de Francia, la Orden de los Dos Nilos de Sudán... y Socio de Honor del Real Madrid.

Un hombre ha de ser mucho más que un buen tipo para recibir tantos honores y premios de países e instituciones tan variopintas. Para quedar bien allá por donde va y que a uno lo agasajen con todos los honores, uno tiene que tener el don de convertir las tempestades en aguas tranquilas. En eso de la diplomacia deportiva a Joseph Blatter (Suiza, 10-03-1936) solo le falta que en Suecia se inventen el Nobel del Fútbol. Lo tiene todo. Es por eso que extraña mucho que el presidente de la FIFA meta la pata de manera tan innecesaria e ingenua como lo hizo el pasado día 25 en un acto con alumnos de la Universidad de Oxford. Tal vez el suizo se dejó llevar por el buen rollo de los universitarios y se olvidó de que todo lo que saliese de su boca no quedaría solo en la cafetería de la universidad.

A Blatter le preguntaron sobre sus favoritismos entre Messi y Cristiano Ronaldo. El duopolio de la Liga se extrapola a todo el universo futbolístico. Hay que ser del 10 o del 7. Del portugués o del argentino. Si no, no eres nadie en el mundo del fútbol. El suizo no se acordó de que él ya es el presidente del máximo organismo mundial del fútbol, que no tiene por qué elegir. Es más, se le olvidó que no debe elegir. Pero sucumbió a la tentación de arrancar unas risas en un salón poblado por adorables estudiantes y, siguiendo el lema de la universidad británica, se sintió iluminado por algo superior que le empujó a ponerse de pie y escenificar una caricatura de Cristiano Ronaldo. Imitando sus gestos lo comparó con un general y, en contraste con Messi, al que describió como "al hijo que toda madre quiere tener", no dudó en lanzar una afilada pulla: "Gasta mucho más en peluquerías que el otro".

En Madrid se encendieron al instante todas las alarmas. Habían osado mancillar el honor de su estrella, del jugador capaz de hacer temblar el Santiago Bernabéu con sus goles o con un sencillo "estoy triste". Cristiano, condenado a vivir eternamente frente a un espejo en el que solo ve la silueta de Lionel Messi, exige en todo momento que todos los estamentos del club blanco luchen a capa y espada por conseguir que se le reconozca como el mejor jugador del mundo. Así que, sin dudarlo, Carlo Ancelotti y el propio Florentino Pérez dieron un paso al frente que desembocó en una carta a Joseph Blatter exigiéndole que se disculpara por faltar al respeto a Cristiano Ronaldo, al club y a su afición.

La respuesta de Joseph Blatter no tardó en llegar. Una vez olvidadas las risas de los chavales de Oxford, lo suyo era recular y seguir el protocolo que nunca falla en las relaciones internacionales: matizar sus palabras todo lo posible hasta desdecirse por completo. En su carta se inclinaba ante el presidente del Real Madrid: "Quiero dejar claro que para mí Cristiano Ronaldo está al mismo nivel que Messi y que los dos son jugadores excepcionales, cada uno a su manera. Lamento mucho que esta situación producida en un acto universitario le duela tanto y le presento mis excusas por ello. Nunca fue mi intención incomodar o faltar al respeto al Real Madrid, ni a uno de sus jugadores o a su afición, no solamente por ser el club fundador de la FIFA, sino también por ser el club que sigo y admiro desde mi juventud". Donde dije digo, digo Diego y así apago este fuego como apago cualquier otro en el que antes me he podido meter con la elección de la calurosa Catar como sede del Mundial, o con la prohibición de jugar partidos oficiales por encima de los 2.500 metros sobre el nivel del mar, o con la utilización de la tecnología para ayudar a los árbitros.

Ronaldo ha reaccionado a toda esta historia metiendo goles sin parar y celebrándolos con un saludo militar en honor a Blatter. Fue Carlo Ancelotti el que este viernes señaló que a pesar de la disculpa "el daño está hecho". El italiano le mandó un consejo al presidente de la FIFA: "De vez en cuando, antes de hablar, es mejor pensar y contar hasta diez. Yo lo hago muchas veces".

un diplomático del deporte Este asunto no va a amargar a Joseph Blatter sus dos últimos años al frente de la FIFA. Casi 50 años en las entrañas del deporte han curtido a este graduado en Administración de Negocios y Economía. Su primera incursión en deporte, mientras hacía sus pinitos como futbolista aficionado, fue cuando le nombraron secretario general de la Federación Suiza de Hockey sobre hielo en 1964. A partir de ahí se desenvolvería como un pez en las aguas subterráneas del deporte. Desempeñó labores en periodismo deportivo que le sirvieron para hacerse con el puesto de director de Relaciones Públicas y Deporte de Longines. Su trabajo en la marca de relojes le hizo estar al cargo del cronometraje de los Juegos Olímpicos de 1972 y 1976, algo que definitivamente le catapultó y le promocionó en las grandes instituciones deportivas a nivel internacional.

En 1975 ingresó en la FIFA como director de Programas de Desarrollo y fue determinante para la consolidación de los Mundiales de categorías inferiores así como el Mundial femenino o el de fútbol sala. En 1998 tomó el relevo de Joao Avelange como presidente de la FIFA. Ahora ha abierto una peligrosa vía al conceder a Catar la organización del torneo de 2022. Blatter ya ha dado respuestas contradictorias ante la posibilidad de trasladarlo a invierno para huir del calor, pero seguro que la próxima vez que le pregunten se acordará de Carlo. "1, 2, 3, 4...".