Duración: 1h 04:24 minutos de juego.

Saques: 5 de Barriola (tantos 3, 4, 6, 10 y 17) y 2 de Idoate (tantos 17 y 18).

Faltas de saque: 2 de Barriola y 1 de Idoate.

Pasa del Cuatro y Medio: 1 de Barriola y 1 de Idoate.

Pelotazos: 330 pelotazos a buena.

Tantos en juego: 12 de Barriola y 11 de Idoate.

Errores: 6 de Barriola.

Marcador: 1-2, 1-3, 2-3, 4-4, 5-4, 6-5, 7-9, 7-10, 8-10, 8-11, 9-11, 10-12, 11-12, 13-13, 13-14, 14-15, 15-16, 16-18, 19-19 y 19-22.

Botilleros: Ejercieron de botilleros Mikel Irigoyen (con Abel Barriola) y Jon Idoate (con Mikel Idoate).

Incidencias: Partido correspondiente a la eliminatoria de octavos de final del Cuatro y Medio de Primera de la Liga de Empresas disputado en el frontón Labrit de Iruñea. Media entrada.

pamplona. Agotados los hilos que les unían al suelo, Abel Barriola y Mikel Idoate buscaron de aquello que tiran muy a menudo, de físico, pero ya no quedaba en los últimos cartones del duelo de octavos de final del Cuatro y Medio disputado ayer en el Labrit de Iruñea. Momentos en los que el resuello, caprichoso cuando el tiempo y los pelotazos acosan el fondo, faltaba y el aire en el cogote oprimía más que la propia jaula en un encuentro tan duro como bello, disputado a cara de perro de una forma tan honesta como increíble. De hecho, tanto Barriola como Idoate, dos pelotaris de clase obrera, buenos con la pelota entre las manos, pero de constitución extremadamente experta a la hora de trabajar y defender, acabaron muertos. Fue una eliminatoria tan larga como genial, en la que los fallos fueron forzados y buscados en su mayoría de veces y cada cual buscó en el zurrón de los recursos para encontrar el cartón: Idoate expuso su dominio en el peloteo desde el inicio, dando velocidad a la pelota y combatiendo con la volea y sus piernas; mientras que Abel, dominado en muchas ocasiones, sacó el saque -cinco sumó- y unos recursos increíbles, con la dejada, el sotamano, el dos paredes... Y todo en una marejada de caviar hecha partido. Será muy difícil de repetir en otra eliminatoria y, si se repite, buena señal.

Idoate fue un puntal desde el inicio. Asaeteó a Abel con agresividad. Se colocó con la volea para evitar la facilidad del leitzarra de acabar el tanto y este lo sufrió. Solamente en el primer tramo Barriola cogió aire y distancia en el luminoso cuando atrapó el saque y lo exprimió. Una de sus grandes cualidades. Alcanzó el 6-4 el de Leitza esbozando un golpe inicial con sentido y velocidad. Quedó desbaratado Idoate con esa suerte una vez que había sacado sus armas. Y de aquel Mikel del que decían que le costaba terminar, poco queda. Ayer afinó el gancho y lo rubricó en defensa. Y Abel se quedó varado en el sexto cartón, asimilando dentelladas sin opción. Dos ganchos y una apertura pusieron distancia con el partido en plena maduración. El impulso hasta el 6-9 vino con un error de Abel, una maravillosa contra de Idoate desde las tablas después de un dos paredes rival y una parada al txoko.

Ahí vio las orejas al lobo Barriola, un manista como la copa de un pino. Ni delantero ni zaguero: pelotari. Cambió entonces el chip el de Aspe. La agresividad era su marca ante el dominio en el peloteo rival. Acabar el tanto rápido, un mantra. Y funcionó. Asomó el mejor Abel ante el mejor Idoate y todo ello acabó en una genial pelea de gallos. El 8-10 fue una declaración de intenciones colorada: un dos paredes de sotamano imposible de cazar por un eléctrico Idoate.

Se acercó el zaguero de Leitza, pero aun así las sensaciones eran de que le costaba bastante más cuadrarse en ataque ante un defensor nato. Y los errores le empezaron a pesar. También los pelotazos, pero eso a los dos manistas. Con el 13-12 y la segunda ventaja colorada en el luminoso, Barriola cometió su segunda falta de saque y dio al traste con la remontada. Igualada a trece, cambio de pelota y de tercio.

A pesar de todo no se despegó el puntillero txantrearra hasta encontrarse con dos saques consecutivos, con el 15-16 después de una parada en la punta sin éxito del de Aspe. Eran los primeros del txantrearra, y en qué momento. 16-18. No se arrugó Barriola con el oxígeno justo: una apertura increíble, un saque, una cruzada y una parada (19-18). Marca de la casa. Ante el cansancio: clase. Falló el siguiente remate el de Lei-tza y fue su réquiem. Idoate fue un maremoto. Aguantó, sufrió y vio como dos errores de Abel arriesgando le impulsaban al éxito. Una parada y un gancho fueron el fin del batallador Abel y el impulso de Idoate.