Duración: 1h 01:26 minutos de juego.
Saques: Ninguno.
Faltas de saque: 1 de Berasaluze II.
Pelotazos: 606 pelotazos a buena.
Tantos en juego: 8 de Olaizola II, 4 de Merino II y 7 de Berasaluze II.
Errores: 1 de Olaizola II, 3 de Merino II, 6 de Berasaluze II y 3 de Barriola
Marcador: 0-1, 1-1, 1-2, 2-2, 5-3, 6-3, 10-4, 11-6, 12-7, 13-8, 17-9, 18-9, 21-10 y 22-11.
Apuestas: De salida se cantaron posturas de 100 a 40 favorables a Olaizola II y Merino II.
Incidencias: Partido correspondiente a la final del torneo Bizkaia del Cinco y Medio disputado en el frontón Bizkaia de Bilbao. Menos de media entrada. 1.000 espectadores.
Bilbao. Rompió a volar Aimar Olaizola con una defensa de las que hacen historia, dentro del Cinco y Medio, soberbio y sin resquicios, acompañado de modo sensacional por David Merino, un zaguero con la sensibilidad de un artista en la cancha, las piernas de un maratoniano y la potencia de un cañón en sus brazos. Y recursos. Sobre todo, recursos. Si bien ya parece habitual que Aimar raye el diez en casi todos los partidos de enjundia, que lo imposible parezca habitual; su modo de moverse ayer en una distancia en la que la compresión es máxima y los huecos mínimos fue de enmarcar. Se apoyó en el de Villar de Torre para forjar un juego imperial. Tanto, que Pablo Berasaluze, un artista aunque haya estado cinco meses de baja, porque eso es intrínseco, y Abel Barriola sacaron a la luz cierta desesperación a la hora de atacar, porque era muy complicado hacerles el tanto y el dominio era, casi siempre, colorado. No obstante, a pesar del resultado, 22-11, la final del torneo Bizkaia dentro del Cinco y Medio fue dura y peloteada.
Las alas de los colorados se forjaron entre la seguridad de Merino II, que solo falló en el inicio el 0-1, y los errores de Pablo a la hora de afinar puntería. Se pusieron 10-3 los colorados después de trabajar los tantos, de acomodarse en las distancias y hacer trabajar a Abel, superado por el trabajo provocado por dos adversarios que jugaron casi perfectos. Asimismo, el encuentro suponía el regreso de Pablo Berasaluze al frontón en el que se rompió en la final del Parejas y confesó sentir "ciertos nervios" al entrar al Bizkaia. Aun así, no perdió el espíritu de equilibrista. Se abrochó el berriztarra el traje de mago y trató de buscar el remate. Pero el delantero, artista del tiralíneas, se encontró a dos pelotaris excelentes: si echaba el gancho, o iba perfecto o Aimar la alcanzaba; si enredaba en el txoko, Merino II y sus piernas de acero rescataban el cuero y el cartón, restañando, además, con el resto cualquier opción de que les devolvieran el guante.
Fue un golpe la primera tacada y, ahí, prácticamente, quedó el envite visto para sentencia. Aimar es un pelotari que se caracteriza por saber cómo manejar los tiempos y acelerar en el momento justo. Lo hizo. Se acercaron los azules en el luminoso gracias a que Berasaluze había afinado el punto de mira -eso jamás se pierde-. Buscó el gancho y lo encontró. Llegaron a estar a cuatro centímetros. 12-8. Pero no sintieron el aliento en la nuca los colorados. Pablo acusó en algunos momentos los rigores del ritmo de un encuentro animado, rumboso y bonito. Y sus adversarios abrieron gas. Y es que, Aimar, el mejor manista del momento, ejerció de martillo sobre sus adversarios. Otra vez, desde la defensa al ataque. Otro estirón en el luminoso. Los azules, sin opciones, buscaron la lucha como debate, pero casi ni así. De hecho, con el remate, Olaizola estuvo muy fino, pero Merino II, también. Y ante esto, no hay más posibilidad que batallar. Se fueron hasta el 17-8 y no cedieron un solo centímetro más, solo unos destellos de Pablo. Aimar y David eclipsaron todo lo demás.