Vitoria. La sombra de Sir Alex Ferguson es demasiado alargada. Que se lo pregunten sino a David Moyes, un técnico experimentado, con más de 10 años de trabajo en la Premier League al frente del Everton, pero que todavía no ha conseguido dar con la tecla idónea para que el nuevo proyecto del Manchester United camine con paso firme, tal y como lo ha hecho en los últimos años en la mejor liga del mundo. Antes del derbi de ayer en casa del City, la situación de los diablos rojos no era la mejor, pero tampoco preocupante. Ahora sí lo es, y mucho. La debacle en el Etihad Stadium, donde cayeron por un claro 4-1, ha avivado el fuego y ha encendido todas las alarmas.

Situados en la octava posición con siete puntos, a cinco de Arsenal y Tottenham y a tres de la terna formada por Manchester City, Chelsea y Liverpool, los problemas de juego del equipo son más que evidentes. En un grupo sin demasiadas figuras, creado al gusto de Ferguson, que fue capaz de sacar un rendimiento óptimo de sus pupilos con un juego poco vistoso pero sí efectivo, Moyes deberá dar con la tecla correcta para poder exprimir al máximo un equipo liderado por Robin van Persie y Wayne Rooney y que únicamente ha contado con la incorporación de Marouane Fellaini -además del delantero Wilfried Zaha, fichado en el pasado mercado de invierno procedente del Crystal Palace- para fortalecer el centro del campo, la zona más débil del equipo.

Muchos fueron los intentos de David Moyes por reforzar la medular. Nombres como los de Ander Herrera o Mesut Ozil estuvieron en la agenda del Manchester -por el primero los diablos rojos llegaron a ofrecer unos 27,5 millones de euros, pero se encontraron con la negativa de Josu Urrutia-, pero finalmente solo el centrocampista belga, a quien Moyes había dirigido anteriormente en el Everton, recaló en el conjunto de Manchester. Así, con una única incorporación de renombre, el técnico de los red devils está afrontando el reto más difícil de su carrera.

Hasta la fecha ha conseguido dos triunfos -Swansea y Crystal Palace- y un empate -Chelsea-, aunque la imagen del equipo dista mucho de parecerse a la ofrecida en años anteriores, en los que la solidez del conjunto en todas las líneas era más que suficiente para paliar las carencias en la creación de juego. Lo peor de todo es que ante tres de los gallitos a los que se ha medido -Manchester City y Liverpool, además de Chelsea-, su imagen ha dejado mucho que desear. Aunque Moyes todavía está a tiempo, el United necesita un lavado de cara.