Ayer tocaba rendir visita al Real Murcia. Un conjunto que en el sorteo del calendario no era todavía más que un número, el club 22. Un equipo que hace mes y medio estaba en Segunda B y que por invitación de la LFP ante el descenso administrativo del Guadalajara tiene la oportunidad de luchar de nuevo en la Liga Adelante esta campaña. Para mí este hecho se presentaba como una ocasión pintiparada para disminuir el número de componentes tan grande. La votación sobre si la plaza del conjunto alcarreño era ocupada por otro equipo o se reducía el número en la categoría fue muy reñida y ganó la propuesta de mantener la misma cifra; por tanto, el Murcia ocupa hoy la vacante por muy escaso margen.

En estos últimos años el conjunto grana ha pasado por todas las categorías del fútbol español. Después de su descenso deportivo y su rescate definitivo en el último momento, se ha recompuesto y ha logrado formar un equipo competitivo que en este comienzo de temporada ha empezado muy bien y se encuentra en la zona noble. Tras las buenas sensaciones mostradas en casi todas las jornadas disputadas esta temporada por los albiazules, a pesar de que todos los resultados no fueron todo lo buenos que se hubiera deseado, se esperaba que más pronto que tarde se hiciera efectivo su buen juego en el marcador final. Ayer ante un equipo que aún no había conseguido la victoria en su estadio, sufrió un retroceso en sus resultados y perdió su segundo encuentro del curso. El motivo principal, recibir de nuevo un gol a balón parado que lo deja en puestos de descenso.

En el fútbol, toda jugada de estrategia a balón parado constituye una excelente oportunidad para marcar un gol. Para algunos, la más importante. Como el rival de ayer, que de once goles que lleva marcados ha anotado ocho de esta manera. La pizarra del entrenador del conjunto murciano parece que funciona estupendamente; además, han marcado así en todos los encuentros. Algunas estadísticas indican que un tercio de todos los goles se marcan en este tipo de jugadas. Pero tantos.

Para motivar a sus jugadores y evitar que se encaje un gol a balón parado, el Schalke 04 alemán ha ideado una fórmula. Imponer una sanción económica por cada gol encajado y premiarlos por los goles marcados de esta manera. No lo hacen, revelan, para recaudar dinero sino para mantener la concentración necesaria. Por el hecho de haber perdido al menos cuatro o cinco puntos en las jornadas disputadas debido a cuatro goles tras sendas jugadas a balón parado, existirá cierta preocupación en la plantilla alavesista y serán conscientes de que tienen que mejorar en este aspecto si quieren aspirar a algo importante esta temporada.

Después de esto, el cuerpo técnico puede poner en vigor el método del club alemán por si los problemas se solucionan así. La verdad es que no se pueden defender tan mal estas jugadas que nos hipotecan cada encuentro. Desde luego, algo hay que hacer para cortar esta sangría.