Pamplona. El campeón individual de remonte estrena esta tarde su txapela. Mejor dicho, el bicampeón individual. Y es que Javier Urriza se ha convertido en el gran dominador del remonte profesional. El pamplonés desmenuza su último gran logro, confiando sobre todo en que no sea el último

¿Cómo analiza en frío la final contra San Miguel?

Se complicó en el inicio porque San Miguel estuvo acertado en ataque y se me fue en el marcador. Hubo ahí alguna escapada que le favoreció y yo no estuve bien. Pero le pude coger bastante rápido y para el tanto 7 estábamos ya igualados. Después, hubo una racha de juego un poco tosco, igualado, con no mucho peloteo. Más tarde pude coger el pulso del partido y escaparme. Cuando más cómodo estaba jugando, fue cuando más me costó. No acerté con el saque y contra San Miguel no suelen ser partidos con mucho ritmo porque enseguida se la juega. No hubo apenas peloteo, pero, tras bastante defensa, pude llegar al cartón 30.

Le tocó sufrir.

No tuve un día inspirado. Los partidos hay que sacarlos adelante como se puede, me tocó defender mucho y pude llevarme el gato al agua.

Es difícil que en una final salga uno de esos días inspirados, por la tensión y los nervios, ¿no?

En general son así todos lo partidos del mano a mano. Hay un desgaste físico y una tensión especial, pero en una final todavía más. Son días que toca tirar de desgaste, poner la pelota a buena el mayor número de veces posible y esperar fallos del rival.

Entonces, contentísimo.

Sin duda. Es muy complicado jugar el mano a mano y llegar a las finales. Y más aún poder ganar las dos que he jugado. Consciente de la dificultad, ahora toca saborearlo y sé que ganar títulos es complicado.

Además, reedita entorchado.

Toca saborear este último, pero sé que cuando pasen los meses la valoración de los dos títulos individuales será mayor. Esperemos que lleguen más. Iré a por la tercera.

¿Sabe distinta esta txapela con respecto a la del año pasado?

Sí. Si este año me costó ganar la final, el año pasado aún más. Fue un partido más duro, más reñido, más peloteado y más igualado (derrotó a Zeberio II por 30-28). Fue mi primera txapela y fue muy especial. Saben las dos de maravilla, pero de la primera siempre tienes un recuerdo muy especial.

¿Supone ésta su confirmación?

Sí. El año pasado ocurrió que había jugado varios torneos a buen nivel, que había estado con los mejores y demostré que podía ganar la txapela. Ésta supone mostrar que lo del año pasado no fue una casualidad. Me da mucha confianza para futuras ediciones, que puedo estar ahí arriba, y moral para ganar más títulos. Toca seguir trabajando en las cosas por mejorar, que son muchas.

Lleva un par de cursos buenísimos, con txapelas y resultados que le han colocado en el olimpo de los mejores de la modalidad.

El año pasado fue inmejorable y el primer torneo importante de éste me lo he podido llevar. Ojalá tenga la suerte del año pasado, pero es casi imposible. Quedan el Parejas y el Masters de Navidad y son mis objetivos. Sé que es muy difícil ganarlos otra vez, pero lo intentaré.

¿Cuál es el secreto para mantenerse a un nivel tan alto durante tanto tiempo?

Aquí no tenemos temporada, ni pretemporada, ni nada. Uno se va fijando objetivos. En este caso, los torneos más importantes: el Parejas, el Individual y el Masters. E intentas prepararte para llegar a esas fechas lo mejor posible. Durante el año llegan rachas de perder más que ganar y también toca pasar momentos difíciles. Se trata de llegar a punto a las competiciones importantes y, de momento, lo estoy consiguiendo.