Liubliana. En verano de 2010, pocos días después de que el Baskonia sumara su tercer título liguero, en Atenas se escenificó una tragedia griega que aún escuece a la mitad del universo baloncestístico de la capital. Una de las grandes estrellas del laureado Panathinaikos abandonaba el OAKA para marcharse a El Pireo y, como es lógico, esa operación generó un clima bélico del que Vassilis Spanoulis aún sigue sin desprenderse.
Kill Bill, como le denominaron tras su paso por los Rockets de Houston, se convirtió en un principio en el enemigo número uno de la hinchada del Panathinaikos. Sus aficionados, que antes lo adoraban, lo idolatraban, le colgaron el cartel de traidor e incluso se rieron de él, pues pensaban que jamás podría encontrar en el vecino Olympiacos la misma gloria continental que halló antes en el OAKA. Obviamente, se equivocaban.
Spanoulis, un tipo especial, un jugador diferente, de los que hay muy pocos en el baloncesto europeo, ha guiado a una de las versiones más modestas que se recuerdan del Olympiacos a sumar dos títulos de la Euroliga consecutivos. Mientras el Panathinaikos bajaba enteros y sus excompañeros se quedaban huérfanos tras la marcha del sabio Zeljko Obradovic, Spanoulis recobró la gloria de un Olympiacos que antes sólo había logrado un entorchado continental, en 1997. Y eso la mitad de Grecia no se lo perdona... salvo cuando se enfunda la elástica azul de la selección.
Será sin duda la principal amenaza para el equipo español en el encuentro de esta tarde. Ante una España que ya demostró contra Eslovenia andar algo justa en finales apretados, Spanoulis puede resultar letal. Y los jugadores españoles lo saben. "Siempre marca la diferencia", decía ayer Marc Gasol. "Tienen la base del Olympiacos, con mucho carácter y corazón, y saben jugar los momentos importantes", apuntó el pívot español.
"Spanoulis anota, asiste, puede estar dos cuartos sin anotar y luego hace la media en el siguiente, pero Grecia es más que Spanoulis", aseguraba Orenga, que quizá tenga razón. Grecia es mucho más que Spanoulis. Pero Spanoulis es mucho. Y hoy le animarán incluso desde el OAKA.