vitoria. El reciente traspaso de Maciej Lampe al Barcelona ha obligado al Baskonia a rehacer por completo el boceto de equipo que tenía pensado para la próxima temporada. La tarea no se antoja sencilla en las oficinas del Fernando Buesa Arena porque dando por sentado que la salida del poste polaco ha sido positiva en la vertiente económica para cuadrar los números rojos no es menos cierto que deja un reguero de dudas a la hora de recomponer un plantel huérfano de excesivos nombres ilusionantes para una afición cada vez más desencantada.
Siempre que no haya nuevas sorpresas en forma de salidas -la continuidad de San Emeterio constituye otra incógnita ante las tirantes relaciones que mantiene el cántabro con la cúpula a cuenta de las condiciones de su contrato-, todo hace indicar que la reconstrucción se iniciará con el sacrificio de Thomas Heurtel. El base galo representa el eslabón más débil de los siete integrantes que debe haber en cada colectivo sin la vitola de cupo o jugador de formación. Los recién aterrizados Hodge, Hamilton y Hanga poseen una taquilla fija en el vestuario y de la pasada temporada, también parecen a todas luces inamovibles Pleiss, Causeur y el renovado Nocioni.
El problema reside en que, en plantillas formadas por doce elementos, se necesitan cinco cupos para cumplir con la reglamentación vigente. El Baskonia cuenta, de momento, con el citado San Emeterio, Jelinek y los jóvenes Van Oostrum y Diop. Simplemente incorporando un cuatro o un cinco formado durante tres años en España para reforzar la disminuida pintura -Nacho Martín y Xavi Rey emergen hoy en día como las solitarias opciones que ofrece un mercado extremadamente caro y de dudosa calidad-, el roster azulgrana estaría conformado, pero a nadie se le escapa que Josean Querejeta necesita sacarse algún conejo de la chistera para hacer del Baskonia un bloque realmente competitivo que, ante la quimera de los títulos, aspire al menos a pelear con los mejores.
desvinculación compleja De ahí que un hombre alto contrastado vaya a aterrizar en próximas fechas en la capital alavesa para que el juego interior en manos de Scariolo no quede en paños menores en comparación con otros rivales domésticos y europeos armados hasta los dientes. En este sentido, también hay restricciones, ya que el objeto de deseo en cuestión debe ser un comunitario FIBA -alguien que posea la nacionalidad de una federación adscrita al organismo continental- al estar las dos plazas de extracomunitarios reservadas para Hodge y Hamilton. Este hipotético fichaje obligará a dar una baja entre el quinteto compuesto por Heurtel, Causeur, Nocioni, Hanga y Pleiss.
El galo es el señalado en todas las quinielas, aunque su desvinculación no será un objetivo sencillo. Con dos años más aún de contrato en vigor, el Baskonia confiaba durante el actual mercado estival en recibir una interesante oferta por sus servicios. Sin embargo, esta no ha llegado en contra de lo esperado. Los tibios escarceos del Anadolu Efes no se tradujeron en ningúna propuesta en firme siendo finalmente otro viejo conocido del Buesa Arena como Zoran Planinic el escogido para llevar las riendas del cuatro otomano. La mayoría de los equipos importantes están perfilando sus plantillas y no se atisba hoy en día con claridad alguien que apueste con fuerza por el de Beziers, con los evidentes problemas que se puede derivar de ello.
El agujero que deje Heurtel podrá solucionarse a renglón seguido de dos maneras. Una, la más lógica, sería el desembarco de un segundo base cupo -un puesto desértico en cuanto a nombres de calidad- que complemente a Hodge en la dirección. Otra, la más arriesgada, implicaría la apuesta definitiva por Devon Van Oostrum. El bisoño anglo-holandés viene llamando a la puerta del primer equipo en los últimos tiempos y ha despuntado en las categorías inferiores de la selección británica, pero su temeraria alternativa estaría salpicada de riesgos ante la falta de experiencia en las grandes competiciones. En definitiva, un jeroglífico de difícil resolución vistas las limitaciones económicas del club y la grave orfandad de baloncestistas de calidad no sujetos a contrato con algún equipo.