Vitoria. El puente negociador Vitoria-Barcelona, tan productivo en los últimos años con infinidad de traspasos sonados, vuelve a reabrirse cuando todavía no se han apagado los ecos de la fallida intentona blaugrana por Nemanja Bjelica. Inmerso en el momento más delicado de su longevo mandato al frente del Baskonia e incapaz de sacarse como antaño los mágicos conejos de la chistera para competir con los dos grandes, Josean Querejeta no ha visto saciado su afán recaudatorio durante el presente mercado estival con la millonaria venta de ala-pívot al Fenerbahce a cambio de 1,4 millones de euros. Maciej Lampe, uno de los señalados tras el delirante papel colectivo de la caótica pasada temporada, será el siguiente en abandonar un barco cada vez más a la deriva rumbo a la Ciudad Condal si las conversaciones desembocan en un epílogo satisfactorio para las numerosas partes implicadas.

Mientras el masivo trasvase de piezas en los últimos años (Roko Ukic, Pete Mickeal, Marcelinho Huertas, Brad Oleson...) ha tenido al Baskonia y al Barcelona como únicos protagonistas, en esta ocasión se suma un tercer interlocutor como el Gran Canaria donde habita el posible recambio del polaco. Xavi Rey, al que todavía le ata un contrato por una temporada con el equipo dirigido por Pedro Martínez, constituye el as que se ha guardado en la manga Joan Creus para abaratar el coste de la operación. De 26 años y 2,09 metros, el fornido poste barcelonés -concentrado ahora con la selección española de cara al Europeo de Eslovenia- cumple los requisitos para convertirse en el complemento de Tibor Pleiss en la pintura alavesa.

De esta manera, el Baskonia se propone suplir la marcha de un cupo por otro jugador con idéntica vitola para no comprometer todavía más la compleja confección de una plantilla competitiva para el próximo ejercicio. Este movimiento ilustra a la perfección la nueva mentalidad que abandera ya a un equipo sometido a los terribles rigores de su delicada situación financiera. Lejos quedan los tiempos en que se miraba de tú a tú a los grandes. Si Lampe enarbola la bandera de la calidad y la clase exenta de una evidente capacidad de sacrificio, Xavi Rey representa la antítesis debajo de los tableros. Más trabajador, rocoso y con un pronunciado perfil defensivo, el catalán se caracteriza ante todo por ese espíritu combativo del que adoleció el grupo durante el pasado curso. Otra cosa distinta es evaluar un talento más que limitado.

La cláusula de rescisión del catalán asciende a 300.000 euros y, en principio, su desvinculación del Gran Canaria correrá íntegramente a cargo del Barcelona para abaratar el precio de Lampe, cuyo agente no desmintió ayer el fuerte interés culé. "Llevan interesados en él desde hace muchos meses. Todavía no se ha hecho público y hay que esperar cómo se desarrolla todo", apuntó en declaraciones a este periódico. El de Lodz, objetivo de Joan Creus tras frustrarse hace días la llegada de Gustavo Ayón (Atlanta) y que firmará por dos años, será el sexto interior del interminable roster blaugrana tras Todorovic, Nachbar, Lorbek, Dorsey y Tomic.

Renovación fallida Todos los implicados negocian los últimos flecos de un acuerdo que pondrá fin al oscuro periplo del cinco nacido en Lodz en el Fernando Buesa Arena, donde no respondió a las expectativas generadas pese a sus esporádicos buenos números. Lastrado por un peculiar carácter que desde luego no casa con los valores azulgranas, nunca congenió con sus compañeros, técnicos y, sobre todo, con el público, que no perdona brotes de desidia como los apreciados en este interior rebosante de calidad pero, al mismo tiempo, blando, indolente y poco constante para dotar de solidez a la zona. De ahí que su marcha fuera una prioridad para la directiva tras la contratación de Lamont Hamilton.

Lampe cavó su tumba con un estrepitoso final de temporada que, además, se vio coronado con unos graves problemas de indisciplina a las órdenes de Tabak. Su elevada ficha, el hecho de terminar contrato el 30 de junio de 2014 y la falta de feeling entre las dos partes para consumar una renovación que estuvo sin éxito encima de la mesa durante los últimos meses han empujado al Baskonia a prescindir de sus servicios. Ni siquiera la valiosa etiqueta como jugador de formación ha pesado a su favor para permanecer a las órdenes de Sergio Scariolo, que de esta manera se queda sin otro pilar básico del engranaje al que ya dirigió hace años en su periplo como técnico del Khimki.

El Baskonia vive una dolorosa época de vacas flacas en materia económica que le obliga a liberarse de las fichas más elevadas y desprenderse de sus mejores activos ante el progresivo desencanto de su afición. Queda por saber si esta salida será la última en un conjunto donde todavía se mantiene un bulto sospechoso (San Emeterio) y en la que algún jugador como Heurtel podría ser sacrificado para acometer el cierre definitivo de una plantilla cada vez más debilitada en comparación con todos los grandes de Europa.