Es indudable, la última década de la pelota a mano profesional viene escrita por dos de los pelotaris más aclamados y Olaizola II e Irujo ya tienen su hueco dentro de los libros de historia. Hoy, a partir de las 18.00 horas, dan una vuelta de tuerca con un duelo distinto.

igor g. vico

vitoria. La feria de La Blanca amaneció diferente, con un planteamiento novedoso que aún, sin disputarse la revancha del Manomanista, suena raro. Dicen los corredores que el exotismo de un partido con dos saques alternos sin necesidad de hacer el tanto no tiene visos de funcionar con el público tradicional. La cancha dictaminará si Juan Martínez de Irujo es capaz de ganar a un Aimar que parece irreductible.

Empiezan La Blanca con una revancha, ¿para usted también es eso, una revancha?

Yo lo llamaría partido especial, porque por mucho que lo llamen revancha la txapela la tiene Aimar Olaizola y nadie se la va a quitar. Eso son cosas de cada uno.

Este experimento, con dos saques por pelotari y alternos, ¿qué opinión le merece?

Ya veremos lo que me parece. Iguala mucho el partido porque evita que el pelotari haga las tacadas con el saque que se dan en el mano a mano por parte de los dos, tanto por la suya como por la mía.

Evitan las amplias rentas.

Así es.

Llega bien a La Blanca y ha empezado bien el verano: txapela del Cuatro y Medio de San Fermín, título en la feria de San Fermín y trofeo a mejor pelotari del torneo.

Yo creo que llevo bien todo el año: desde el Parejas, el Manomanista, el verano... Estoy jugando partidos, estoy disfrutando y este momento hay que aprovecharlo. Hoy tendré a un rival muy duro y seguro que me pondrá las cosas muy complicadas si quiero ganar.

¿Considera el duelo de Azpeitia (ganaron Irujo y Zubieta 5-22 a Olaizola II-Begino) como un precedente?

No tiene nada que ver. En el mano a mano influye mucho el día que tengas y cómo salgas al frontón. Estoy descansado porque el partido del Izarraitz no fue muy duro y ya tengo ganas de darle a la pelota.

Hizo 18 tantos, fue uno de esos días en los que sale de la cancha verdaderamente a gusto.

Acabé muy contento. Aitor le dio fuerte a la pelota y yo tuve la oportunidad de acabar el tanto. De todas formas, en el Ogueta estoy seguro que me encontraré a un Aimar distinto.

Se dice que el Ogueta puede beneficiar a su estilo de juego, ¿qué opina?

El Ogueta nos beneficia a los dos porque es un frontón que se juega al ataque siempre. A los dos nos va bien, pero, ¡ojo!, si no estás bien es una cancha que te saca las vergüenzas. Es muy exigente.

La calificación que hacen todos los pelotaris es esa, exigente.

Efectivamente. La pelota atrás coge mucho peso y no pasa como en otros frontones, aquí cuando metes el gancho sale como un tiro.

Estas semanas están jugando muchos partidos, varios enfrentados, ¿cómo lleva esa carga de encuentros?

Después de San Fermín jugué en diez días cinco partidos y uno con tanto encuentro acaba cansado. Luego he tenido unos días, pero estamos con un duelo cada tres días. El del miércoles tampoco fue muy duro, pero así es el verano y tenemos que estar al cien por cien.

Desde el Parejas, de todos modos, se le ve bien: con chispa, con juego, con ganas...

Y sin lesiones, sobre todo. Porque es lo que más marca. Toco madera y que dure. Y que llegue septiembre, octubre, y seguir entrenando con normalidad y a gusto.

Es decir, que pide continuar igual.

Cuando uno tiene problemas físicos, de manos, de lo que sea, uno no entrena a gusto y al final en la cancha se nota, estás sufriendo y no sacas tu juego.

En la época estival, ¿cómo se prepara para toda esta vorágine de ferias y festivales?

Partido un día y después un poco de trote suave. Tampoco da tiempo a más porque por suerte hay partidos. De todos modos, este calor influye. No solo es el verano, la cuestión es que no he parado en todo el año y eso el cuerpo lo recuerda. Nos tenían que parar para no agotarnos.

La carga física es importante a estas alturas del año.

Física y mental. Es necesario desconectar de la pelota, porque no paramos. Desde enero a diciembre tenemos que estar a tope y se nos exige como tal.

Juan Martínez de Irujo, tras la final del Manomanista, enfila el camino a vestuarios. Foto: oskar martínez

"El Ogueta es una cancha que nos viene bien a los dos, pero si no estás bien te saca las vergüenzas"

"Después de San Fermín jugué cinco partidos en diez días y acabé cansado, pero ya he recuperado"