chorges. Tras lo de Gap -recuerden: tres ataques no muy demoledores de Alberto Contador subiendo Manse y la bajada en el filo que acaba con él y Chris Froome en el suelo- L'equipe, que es diario oficial del Tour, su altavoz, pone en su portada la foto gigante del español y un titular grandilocuente que anuncia que el chico no parará nunca, lo que se puede entender como un elogio a su carácter indomable, el espíritu del Cid y esas cosas que tanto gustan por allí abajo, y lo que es realmente una cuidada operación de maquillaje que da la vuelta al Tour, obvia la realidad despiadada que reflejan la general y la hemeroteca de los tres días decisivos de las dos primeras semanas de carrera -la llegada a Ax 3 Domaines, la crono de Mont-Saint-Michel y la subida al Ventoux, todas escritas bajo el mismo patrón- e inventa un nuevo Tour que empieza de cero. L'equipe, que cuida lo suyo y elige la foto de Contador antes que la de Cavani y su fichaje multimillonario por el Paris Saint Germain, vende una semana de pasión como si nada de lo que ha pasado hubiese pasado. Vende un mano a mano espectacular en los Alpes por el Tour. Y, lo mejor, funciona.
Porque pese a que Froome es líder con diferencias y exhibiciones que recuerdan a las de los campeones de otra época -el keniano es el mejor en todos los terrenos como lo eran Armstrong, Indurain, Hinault y todos los demás, incluido el Contador de 2009 que era una pluma que volaba cuesta arriba y un portento de fuerza en la crono-, la contrarreloj dura de los Alpes -32 kilómetros de Embrun a Chorges con dos puertos de segunda- se vivió con la tensión de los episodios capitales. Como si el Tour estuviese, en realidad, en juego en cada metro. O como si Froome defendiera un puñadito de segundos y no el saco de minutos -4:34 con Contador, segundo al acabar la etapa tras el desplome de Mollema- que le permitiría incluso un fallo o dos, un momento de debilidad en la montaña, un licencia para no seguir arrollando como hasta ahora, tumbarse en su colchón y seguir el Tour como espectador.
Tan inmenso es el deseo de que pasen cosas, de mantener vivo el Tour, que no muera, que no decaiga, que no se lo lleve la desidia de la desigualdad que se refleja a veces en un 6-0 del Barça al cuarto de la Liga, que bastó con que la primera referencia de la crono no fuese favorable al líder, sino dos segundos mejor para Contador, para que despertase un run-run nervioso en meta. Y que luego, Alejandro Valverde, que ya no está para la general pero tiene fuerza para destrozar cualquier deseo, hiciese un tiempo fabuloso en meta. Y que el Purito Joaquim Rodríguez saliese de su depresión pirenaica para marcar unos tiempos tremendos durante toda la crono, mejores que los de su amigo murciano al que también superó en meta, lo que no se creía ni él mismo y, de todas maneras, puso en cuarentena cuando le hablaron de que ganaba la etapa y respondió que sí, "hasta que venga el extraterrestre".
El extraterrestre -así llamaban también al Indurain que sacó tres minutos a todos en la primera crono larga del Tour de 1992, la de Luxemburgo- era Froome, que no lo era tanto en el primer contacto con los Alpes y en el segundo puerto, kilómetro 20 de la crono antes del descenso final hacia Chorges, no solo marcaba peor tiempo que Contador -11 segundos por detrás-, sino que también era más lento que Purito -5 segundos- o Kreuziger -2 segundos- y, por ejemplo, solo trece segundos mejor que Valverde y algo más sobre Quintana, que de todas maneras, se estaba asegurando la camisa blanca de mejor joven porque dominaba al fortachón Kwiatkowski en su terreno.
El final de la crono solo bajaba. Por eso, todos cambiaron la bicicleta convencional, con algún acople para mejorar la postura, por la cabra. Lo hicieron en distintos lugares Valverde y Quintana, Purito o Froome. Todos salvo Contador y Kreuziger, que en toda la crono no se bajaron de la bicicleta, una que parecía híbrida, mitad una cosa y mitad la otra, el cuadro más semejante a uno de crono, rueda lenticular trasera y el manillar tradicional con su acople. El cambio le dio la razón a Purito, que pulverizó el tiempo de Valverde y luego vivió la llegada de Contador como la tanda de penaltis de la final de la Champions que jugara su Barça. La perdió por menos de un segundo. Cómo hubiese dolido eso si no llega a aparecer Froome para poner las cosas en su sitio y derrotar a Contador por nueve segundos.
Y aún así, una nueva victoria de Froome, la tercera que refuerza su amarillo, se interpretó al revés, como un síntoma de debilidad del keniano porque su demostración no fue tan contundente como las anteriores. Esta vez no arrolló, es verdad. Y eso parece suficiente como para que el Tour siga vivo.
La derrota la encajó Contador con un giro leve de cabeza, una negación, que era como un lamento. "Es el mejor", reconoció como si ese resultado fuese uno de los primeros síntomas de la superioridad del keniano. "Aún así", prosiguió, "estoy mejor y eso es importante para seguir intentándolo". Así habló también Purito, desafiante. Y Quintana, el único que hasta ahora ha sido capaz de sostenerle la mirada a Froome en la montaña, se refugió en la prudencia. Es dos personas: uno cuando corre y otro cuando habla.
Espectáculo Eso quiere decir que habrá espectáculo en los Alpes, pese a que la ventaja de Froome es aún mayor tras la última contrarreloj. Le lleva 4:34 a Contador; 4:51 a Kreuziger; 6:23 a Mollema, fatal ayer; 6:58 a Quintana y 7:21 a Purito. Todo puede pasar, dicen los que quieren seguir creyendo en unos días dantescos, en la etapa de hoy y sus dos subidas a Alpe d'Huez y, sobre todo, el famoso descenso del col de Sarenne -por donde se baja de la estación de esquí- que es de cuidado, estrecho y plagado de curvas con vistas al vacío. Y los partes meteorológicos anuncian el fin del mundo. Lluvia, tormentas y granizo sobre los Alpes que, dicen, puede provocar que el Tour deje la etapa en una única subida a Alpe d´Huez para evitar el peligroso descenso.
"Prefiero que se haga la etapa como estaba prevista. La bajada es para todos la misma y si se toman riesgos, se toman", dijo Froome, que es el que más tiene que perder y el que protestó por el descenso en el filo que le forzó a realizar Contador el día de Gap. Y dijo más cuando le quisieron vender lo del asedio de los españoles en el Tour, el peligro de los Alpes y todo eso. "En realidad", contó, "hasta ahora no me han puesto en aprietos". Mucho tiene que pasar para que eso cambie. Aunque puede ocurrir. Hay anunciada guerra sin cuartel en los tres días de montaña que quedan. Y tras dos semanas de sol y días azules de verano, un coro de truenos dio pasó al diluvio sobre los Alpes.
1º Chris Froome (Sky) 51:33
2º Alberto Contador (Saxo-Tinkoff) a 9"
3º Joaquim Rodríguez (Katusha) a 10"
4º Roman Kreuziger (Saxo-Tinkoff)a 23"
5º Alejandro Valverde (Movistar)a 30"
14º Jon Izagirre (Euskaltel-Euskadi)a 2:05
GENERAL
1º Chris Froome (Sky) 66h07:09
2º Alberto Contador (Saxo-Tinkoff) a 4:34
3º Roman Kreuziger (Saxo-Tinkoff) a 4:51
4º Bauke Mollema (Belkin)a 6:23
5º Nairo Quintana (Movistar) a 6:58
17º Mikel Nieve (Euskaltel-Euskadi) a 23:36
La etapa de hoy, la 18ª: Gap-Alpe d'Huez, 168 kilómetros. Retransmisión: ETB-1 y Teledeporte.