El ciclismo es un deporte sencillo. Lo mueven, básicamente, dos piernas. Si una falla? Es lo que le ocurre a Euskaltel-Euskadi, el equipo que sustentaba su gestión económica sobre dos patas: la aportación económica de la empresa de telefonía y las instituciones vascas. Hasta la temporada pasada se repartían el esfuerzo y aportaban, más o menos, la mitad del presupuesto cada una, unos 3,5 millones anuales por barba. Ese matrimonio venía de lejos. Las instituciones hicieron posible en 1994 que viera la luz un proyecto único en el ciclismo, un equipo completamente vasco que soñaba con correr el Tour; y Euskaltel se subió a esa bicicleta en agosto de 1997, justo antes de la Vuelta a España, cuando las cuentas ahogaban al equipo de Miguel Madariaga, y antes incluso de que la empresa saliera a la calle un 22 de enero de 1998. El ciclismo fue el primer patrocinio de Euskaltel porque no vieron un soporte más idóneo para su producto. El equipo ciclista de la Fundación Euskadi representaba como ninguna otra entidad deportiva vasca el sentimiento nacional y unía bajo un mismo escudo a los cuatro territorios de Hegoalde. El matrimonio se afianzó en 1998. Y se reforzó aún más en 2001, con el debut en el Tour, la marea naranja y el delirio de los Pirineos. Así hasta este año, cuando las instituciones, crisis mediante, se bajaron de la bicicleta. Euskaltel pedalea solo desde entonces. Y con una pierna?

La situación, considera la empresa de telefonía, es complicada porque el hueco que han dejado vacío las instituciones lo ha tenido que tapar ella doblando la aportación económica y desembolsando siete de los cerca de nueve millones que tiene el equipo de presupuesto. "Entendemos la realidad económica del país y la reacción de las instituciones", sostiene Mikel Astorkiza, director corporativo de Basque Cycling Pro Team, la fundación que ampara al equipo, "pero para nosotros es algo inviable mantener el proyecto en estas condiciones en los próximos años".

De momento, Euskaltel asegura la subsistencia del equipo hasta el 31 de diciembre de este año, pero no certifica la continuidad más allá de esa fecha. O, lo que es lo mismo, no es seguro que Euskaltel-Euskadi sea el equipo sin fecha de caducidad que anunciaba Miguel Madariaga año tras año. Su futuro depende de la llegada de un nuevo patrocinador que alivie la carga económica que soporta la empresa de telefonía. En eso llevan desde enero, buscando una firma que se integre al proyecto. Otra pierna para dar pedales. Empezaron a tocar puertas en el entorno cercano, Euskadi, y no obtuvieron respuesta. Ampliaron el abanico al Estado español y el resultado fue idéntico. Ahora, la búsqueda es global, sin límites geográficos. En ese nuevo mercado mantienen abiertas conversaciones con algunas empresas internacionales atraídas por el proyecto. Después de que la semana pasada estuvieron a punto de cerrar el acuerdo definitivo con una de ellas pero las negociaciones se rompieron en el último instante.

Euskaltel les vende un escaparate peculiar. "Les ofrecemos un proyecto que tiene un legado y unos atributos. Estos deportistas tienen un carácter muy marcado: son entusiastas, tienen coraje y son luchadores. Son rasgos con los que cualquier empresa desea identificarse. Además, hablamos del equipo decano en el pelotón", dice Astorkiza, que reconoce los contactos con algunas empresas pero no se atreve a pronunciarse sobre la evolución de esas negociaciones. "Pueden fructificar o puede que no". De momento, es que no.

Lo malo es que el tiempo no se detiene. Los plazos tienen dientes. Muerden. Te comen. Y el de Euskaltel no es ilimitado. Aunque tampoco hay una fecha fija, calculan que en agosto debería concretarse algo para no tomar la decisión de acabar con el patrocinio del equipo después del 31 de diciembre. "Es absolutamente inviable hacer la misma inversión una temporada más", asegura Astorkiza, que recuerda que Euskaltel ha aportado al equipo 45 millones de euros en las 17 temporadas que lleva de patrocinio y que los siete millones de este año, incluso los 3,5 de temporadas anteriores, suponen un esfuerzo económico considerable para una empresa con una cifra cercana a los 300.000 clientes. La comparación es obvia: el presupuesto del equipo ciclista Movistar es algo superior a los 12 millones de euros para una empresa que cuenta con 300 millones de clientes en todo el mundo.

Las condiciones La situación, cuanto menos delicada, fuerza a la empresa a sentarse en la mesa para negociar sin exigencias ni condiciones. "Estamos abiertos a todo", aseguran. En esa declaración cabe todo, o casi. Desde que llegue una empresa que aporte el dinero suficiente para ser primer y único patrocinador, hasta que esa compañía sea la otra pierna que eran antes las instituciones. "Buscamos algo que dé sostenibilidad al proyecto porque el modelo actual no lo tiene". Eso incluye la posibilidad de que el modelo, que nació en torno a la cantera vasca y con una filosofía muy marcada, sufra las alteraciones, los cambios, que imponga o considere oportunas el nuevo patrocinador. Si llega. Si no, el equipo, que cumple su vigésima temporada en el pelotón, un caso único, desaparecería pese a que corredores tan importantes como Samuel, Antón, Nieve o Jon Izagirre tienen firmados contratos de, al menos, un año más.

Euskaltel no se plantea opciones intermedias como la reconversión del equipo en continental profesional ni nada por el estilo. "No tiene sentido con una estructura como esta. O es esto o nada", zanja Astorkiza.