PARÍS. El mallorquín se medirá en segunda ronda frente al vencedor del duelo entre eslovaco Martin Klizan y el estadounidense Michael Russell.

Nadal felicitó a su rival por su "fantástico partido" y dirigió en francés unas palabras al público galo: "Estoy muy contento de estar aquí otro año. La pista Philippe Chatrier es una pista muy especial para mi y agradezco al público el apoyo".

El camino de Nadal para conquistar la octava Copa de Mosqueteros comenzó de la peor forma posible. El mallorquín, que el año pasado no cedió ningún set hasta la final contra Novak Djokovic, dejó escapar la primera en esta edición nada más empezar.

Descentrado, sin poder imponer su juego, el español fue víctima de los raquetazos de un alemán de 25 años, 59 del mundo, poco dado a ganar encuentros sobre el polvo de arcilla.

Fue un susto importante, sin llegar a la de 2011, cuando Nadal debutó cediendo dos sets ante el estadounidense John Isner, antes de recuperarse.

En este caso no fue tan grave, pero fue la primera vez que el mallorquín debuta en Roland Garros cediendo un set.

La resistencia del bigardo germano, que nunca había ganado un partido en la tierra batida parisiense, duró aproximadamente una hora y media y le valió para sumar la primera manga y forzar el juego de desempate de la segunda.

Apoyando en un mortal servicio por encima de los 200 kilómetros por hora y en el efecto de las bolas, el alemán desarboló la resistencia de un Nadal que no encontraba la forma de desactivar la demoledora táctica de su rival.

Pero superado ese momento dulce, el reto de vencer al mejor jugador de tierra de todos los tiempos se convirtió en una losa para Brands, que poco a poco se fue diluyendo a medida que Nadal iba recuperando su mejor versión.

El de Manacor (Mallorca) había cedido la primera manga y se vio abocado en la segunda a un juego de desempate de mal augurio, si se tiene en cuenta la potencia de saque de su rival.

El escenario se ensombreció todavía más cuando el español cedió su servicio en el primer punto del juego de desempate. Pero, como es habitual, Nadal no se deshilachó y mantuvo la compostura. Recuperó el servicio en el sexto y, a partir de ese momento, todo fue más sencillo.

El alemán empezó a ver las cosas difíciles. Si hasta ese momento tenía que frotarse los ojos para creerse los problemas que estaba creando al favorito número 3, a partir de ahí empezó a ver la realidad tal y como la debía haber imaginado la víspera.

Nadal recuperó el control de la pista Philippe Chatrier, que tantas alegrías le ha procurado. Se adjudicó la segunda manga y, de entrada en la tercera, rompió el servicio de Brands, que nada pudo hacer para recuperarlo.

El mismo guión se repitió en la cuarta, con rotura inicial de Nadal e intercambio de servicios hasta que acabó cayendo el set del lado del español.

Faltaban unos minutos para que se cumplieran las tres horas de juego. El español llevaba casi un año sin jugar un partido a cinco sets.

El último, antes de los problemas de rodilla que le mantuvieron siete meses alejado de las pistas, fue el que disputó en Wimbledon contra el checo Lukas Rusol.

Tras aquella derrota, Nadal decidió afrontar sus problemas de rodilla y se alejó de las pistas.

Después de su retorno en Viña del Mar, en Chile, en febrero pasado solo ha concedido dos derrotas: contra el argentino Horacio Zeballos en la final de ese torneo y frente al serbio Novak Djokovic en la de Montecarlo.

Entretanto, el español se ha anotado los Masters 1.000 de Indian Wells, Madrid y Roma, además de los torneos de Sao Paulo, Acapulco y Barcelona.