En plena juventud, dejó de lado la que había sido su gran afición hasta entonces. Sin embargo, hace algo más de una década -coincidiendo con el nacimiento de su hijo Aritz- Kike Sebastián (Vitoria, 21-3-1975) volvió a calzarse las zapatillas y desde entonces no ha parado de destrozar suelas y cronómetros. Tras competir en prácticamente todas las distancias por encima del 1.500 (tanto en pista como en asfalto o cross y bien sea en liso o en obstáculos), mañana añadirá una nueva muesca a su largo historial. Y lo hará, como no podía ser de otra manera, con un desafío mayúsculo.
Buscando nuevos límites, debutará en la gran prueba del fondo, el maratón. Y lo hará, además, como la principal alternativa local para subir al podio de la XI Martín Fiz. Este incansable korrikalari vocacional -"lo que me da de comer son las ventanas", confiesa este carpintero de aluminio en sus horas de trabajo- hace tiempo que quería dar el salto pero "nunca me venía bien".
Porque la preparación de una cita como la que mañana inundará las calles de Gasteiz requiere de un exigente entrenamiento -"aproximadamente tres meses"- que obliga a renunciar a participar en otras pruebas. "A mí lo que me gusta es competir y este año he podido estar en bastantes menos carreras. Hice la Behobia, en la que acabé sexto con muy buenas sensaciones, los 10 kilómetros de Laredo que también me salieron bien y el otro día la subida a Estibaliz, que gané", explica. Un menú demasiado corto para su gusto pero que espera quede compensado con su estreno de mañana.
"Es todo un poco una incógnita para mí. En los entrenamientos me veo a tope y pienso que puedo tener opciones pero al ser mi primera maratón quiero ser prudente. Hasta la media me conozco perfectamente y sé lo que me transmite el cuerpo pero esto es otra cosa. Todo el mundo habla de que a partir del kilómetro 30 es otro mundo así que veremos cómo funciono", advierte.
Su táctica inicial será "salir tranquilo" y si a partir de la mitad de la prueba se siente cómodo "apretar" para forzar el ritmo y, si es necesario, dar caza a sus rivales. Entre ellos, destaca al onubense Miguel Beltrán, que viene a Vitoria con el objetivo de rebajar su marca y dejarla "por debajo de las dos horas veinte". Eso, a priori, porque Sebastián reconoce que "una vez que suena el pistoletazo de salida me caliento y al final me agarro como un pitbull al grupo de cabeza hasta que aguanto".
Para tratar de evitar que su falta de experiencia le cueste un disgusto, el atleta vitoriano cuenta con una ayuda de primer nivel. "Todos estos años he entrenado con mi hermano -Carlos- pero estos se nos escapaba un poco a los dos y nos ha echado una mano Martín Fiz con los entrenamientos", desvela. Aunque, en realidad, confiesa que realmente está haciendo "lo que me apetece". Para ello, no duda en renunciar a ciertas protecciones. "Este año no estoy en ningún club, compito como independiente y sólo tengo el apoyo de la firma de ropa Zirauna, que la verdad es que es muy bueno. Me facilita diseños exclusivos para mí con lo que les pido y material de primera calidad", significa.
En definitiva, un espíritu libre que sin haber comenzado aún el mayúsculo reto que supone completar su primera maratón ya está pensando en los siguientes pasos. "Si no acabo muy quemado quiero buscar una carrera buena de obstáculos porque me veo con posibilidades de hacer una marca importante. Me encuentro mejor ahora que cuando era más joven y hay que aprovecharlo", avisa.