roma. Ha sido tanto lo perdido en tantas contrarreloj por equipos, han sido tantas las decepciones de los aficionados naranjas en esta disciplina, que pocos daban valor a las palabras de Igor González de Galdeano en vísperas de viajar a Italia cuando prometía que el equipo iba a demostrar sobre el asfalto una notable mejoría. El manager de Euskaltel-Euskadi no dudaba en señalar la etapa de ayer como el primer escollo a superar en su empresa por colocar a Samuel Sánchez en un mejor puesto para la lucha por el podio. Trabajo específico de cada corredor con su bicicleta de contrarreloj en su propio domicilio, trabajo en equipo en la Tirreno-Adriático y dos días de entrenamientos en Italia para pulir todos los aspectos posibles antes de la prueba de fuego. Nada de eso ha servido para plasmar una mejoría en la clasificación de la etapa. Euskaltel terminó la jornada en penúltima posición y dejando una imagen de desconcierto total en la línea de meta.

Todo el trabajo previo y el esfuerzo plasmado en la propia charretera italiana se fue al traste por la mala fortuna. Ricardo Mestre sufrió un pinchazo cuando solo faltaban 1.500 metros para llegar a meta. Una desgracia. Mala suerte. Un imprevisto, algo impredecible. Hay muchas maneras de llamarlo. Algunas incluso sirven para consolarse ante la semejante decepción. Pero ese pinchazo sufrido por el ciclista portugués no hubiese tenido trascendencia alguna si el equipo hubiese llegado al último kilómetro con seis corredores, en lugar de los cinco que buscaban la meta. Al límite, con el mínimo para detener el cronómetro, Euskaltel terminaba la etapa sin red. En la llegada Samuel Sánchez, Egoi Martínez, Jorge Azanza y Gorka Verdugo se miraban mutuamente, sin entender lo que había ocurrido. No encontraban a Ricardo Mestre, a quien no se atrevieron a esperar para arañar unos segundos. Sus bicicletas, erráticas en la meta, eran la muestra del desconcierto del momento.

Euskaltel-Euskadi fue la cruz de la contrarreloj por equipos. El pinchazo de Mestre empaña lo que podía haber servido para romper la triste inercia del equipo en esta modalidad. El equipo dirigido por Gorka Gerrikagoitia estaba cuajando una buena etapa. En el paso intermedio marcaba el cuarto mejor tiempo, cuando había sido el décimo cuarto equipo en tomar la salida. El segundo sector iba camino de seguir los mismos derroteros, lo que hubiese sido todo un éxito para el equipo de Galdeano. Pero el esfuerzo de Euskaltel se fue cobrando un precio. El equipo fue perdiendo efectivos hasta quedarse únicamente con los cinco que exige el reglamento para el cronómetro. El pinchazo de Mestre echó por tierra el buen hacer del equipo vasco.

"La entrega de los ciclistas ha sido enorme y se han sacrificado por el equipo, pero sigue siendo una disciplina que se nos resiste. En este caso ha sido la mala fortuna", valoraba Igor González de Galdeano. A partir de ahora el equipo vasco esperará a las etapas de montaña para comprobar si Samuel Sánchez, su líder, consigue ganar la ansiada etapa y se coloca entre los mejores en la general.

intxausti, quinto en la general La cara de la moneda para el ciclismo vasco fue ayer Beñat Intxausti. Su equipo, el Movistar, cumplió con las mejores expectativas y cuajó una gran contrarreloj. Tanto en el punto intermedio como en la meta, Movistar firmó el segundo mejor tiempo, solo por detrás del Sky, que se llevaría la etapa. Beñat Intxausti llegó a la meta ejerciendo de jefe de filas, tirando del grupo. Este resultado le ha servido para escalar hasta el quinto puesto de la clasificación general, a solo nueve segundos del nuevo líder, el italiano del Sky Salvatore Puccio.

Durante la semana Intxausti ya había avisado de que el equipo llegaba muy motivado a la contrarreloj por equipo. A ello habían contribuido los últimos resultados cosechados en esta modalidad. Pero todo esto no es casualidad. En el último mes el equipo se ha puesto en manos de especialistas en aerodinámica en el túnel de viento de Granada. Además, para entrenar los relevos y la coordinación en las maniobras, Movistar entrenó en Los Arcos, el circuito de velocidad navarro.

El aspecto negativo para el equipo español estuvo en que prácticamente tuvo que afrontar la contrarreloj con un efectivo menos. Juanjo Cobo, un corredor que también aspiraciones en la general como Intxausti, sufrió una caída en el calentamiento de la etapa y se golpeó violentamente con el manillar en la rodilla. En frío, los dolores casi no le dejaban al corredor dar pedales, pero según fue entrando en calor Cobo se fue encontrando mejor y pudo llegar a meta. Eso sí, descolgado de sus compañeros.

La etapa fue para el Sky. El equipo de Bradley Wiggins aventajó en 9 segundos al Movistar en línea de meta. Tal y como pronosticaba el ciclista británico, el bloque con el que llegaba al Giro ha sido capaz de dar un buen rendimiento en esta modalidad pese a tener hombres experimentados en la montaña y ha conseguido arañar varios segundos a sus principales rivales. El ganador del último Tour de Francia no ha tenido que hacerse con la responsabilidad de asumir el liderato. Ese peso ha recaído sobre Salvatore Puccio. El italiano, de solo 23 años, se viste de rosa en el año en el que debuta en la corsa rosa.