eL líder indiscutible, Alavés, y el colista, Racing B, midieron sus desiguales fuerzas en una soleada pero fresca mañana dominical en La Albericia con 41 puntos de diferencia y el objetivo compartido de tratar de sumar para asegurarse su posición de privilegio en el caso del Alavés (sus dos perseguidores habían resuelto positivamente sus encuentros la tarde anterior: contundentemente, en el caso del filial bilbaíno; afortunada y por la mínima, como es habitual en las últimas jornadas, en el del Eibar) y de mantenerse con alguna mínima esperanza de abandonar los puestos de salvación, en el del conjunto cántabro. Desde el punto de vista albiazul, el partido se tomó sin ninguna confianza por la situación clasificatoria del Racing B. Pero una cosa es decir o pensar y otra, muy distinta, poner en práctica todo eso. Porque ayer hubo sorpresa y gorda. La lógica aplastante que dan los números fue desafiada esta vez. Así, el líder no hizo valer su claro favoritismo y fue derrotado por un colista que sigue vivo en su lucha por escapar del descenso. Todos los datos apuntaban a una victoria visitante, pese a que los albiazules no atravesaban su mejor momento de la temporada como invitado (un punto en las tres últimas jornadas). Y como la necesidad de los tres puntos obligaba, el Alavés saltó al terreno de juego con una intensidad poco habitual en sus inicios y bien pronto pudieron asegurarse un encuentro plácido y dejar sin opciones al colista. Pero, a pesar de la diferencia tan abismal entre ambos conjuntos, el pequeño pudo con el grande y se perpetúa el gafe de los filiales que persigue a los hombres de Natxo González este curso. Es cierto que se dieron algunas circunstancias que pueden llevar a pensar que no era el día del Alavés, o más concretamente de Manu García, que tuvo tres ocasiones muy claras en la primera parte para ponerse por delante en el marcador y haber dejado sentenciado el choque. Pero a un inicio fulgurante le sigue una fase de tanteo pues el Racing se rehace al dominio impuesto por los alavesistas. Estos, después del susto sufrido, un disparo al larguero, retomaron las riendas y dispusieron de nuevo de otras dos ocasiones claras con el mismo protagonista. Después del gol local, el equipo albiazul se fue difuminando poco a poco, movía con lentitud y sin ideas el balón y fueron perdiendo confianza en su juego. A pesar de carecer de recursos, pudieron empatar en los últimos instantes. Al final, los tres puntos se van al casillero del colista y el líder ve cómo sus rivales acechan el liderato. La derrota deja a sus dos inmediatos perseguidores a solo dos puntos. De esta manera, lo que parecía un camino despejado para los alavesistas de aquí al final de la temporada regular va a trocar en sufrimiento, pues la próxima jornada visitará Mendizorroza el Zaragoza B, cuyo único temor es su condición de filial (ayer perdió en casa con el Barakaldo) y comenzaremos mayo rindiendo visita al Athletic B. Casi nada.