shangai. El brasileño Felipe Massa (Ferrari) marcó el mejor tiempo en la jornada de entrenamientos libres para el Gran Premio de China, el tercero del Mundial de Fórmula 1, en la que su compañero el español Fernando Alonso logró el tercer crono del día en el circuito de Shanghai. Massa, de 31 años, logró el mejor registro de la jornada en la segunda sesión, en la que se marcaron los mejores tiempos, al cubrir en su mejor vuelta los 5.451 metros del circuito en un minuto, 36 segundos y 717 milésimas, 152 menos que el finlandés Kimi Raikkonen (Lotus), ganador de la prueba inaugural, en Australia.

Alonso fue tercero, a cuatro décimas del paulista, en unos entrenamientos en los que, como es habitual, se probaron reglajes y, sobre todo, los equipos siguieron quebrándose la cabeza con el comportamiento de los neumáticos, que, tanto con compuesto blando como medio, sufrieron enorme degradación en la cálida pista china.

El doble campeón mundial asturiano, que había sido quinto en la primera sesión mejoró su crono, al igual que el resto, en la segunda, dedicada, primero, a ver el comportamiento de los monoplazas a una vuelta; y, después, a analizar sus prestaciones en tandas largas.

Alonso dejó por detrás en la tabla de tiempos al alemán Nico Rosberg (Mercedes, cuarto), que había sido el mejor en el ensayo matinal, en el que participó el local Ma Qinghua, probador de Caterham y que el año pasado lo fue del desaparecido HRT, el equipo español que dirigía Luis Pérez Sala y para el que pilotó Pedro de la Rosa, hoy enrolado en Ferrari como conductor reserva. Nico, que el año pasado firmó en Shanghái pole y victoria, había rodado en 1:36.717, cuatro décimas más rápido que su compañero el inglés Lewis Hamilton, campeón del mundo en 2008, y segundo en el primer acto.

Justo por delante de los dos pilotos de Red Bull, que saldaron el primer capítulo desde el estallido de la guerra civil en el cuartel energético con intrascendente ventaja a favor del australiano Mark Webber. Webber, que, si el alemán Sebastian Vettel no hubiese desoído las órdenes internas, debió haber ganado en Malasia, superó en ambas sesiones al tricampeón de Heppenheim. Fue tercero en la primera -en la que el teutón fue cuarto- y quinto en la segunda, en la que le endosó siete décimas a su compañero, décimo en la relación de tiempos y líder del campeonato con 40 puntos, nueve más que Raikkonen.

La tensión, que viene de atrás, se percibe más que nunca en la escudería que festejó la consecución de ambos mundiales -el de pilotos, con Vettel; y el de constructores- los tres últimos años. Hasta el punto de que el dueño de la escudería, el magnate austriaco Dietrich Matteschitz, anunciase que en Red Bull no se volverían a dar unas órdenes de equipo que, hasta la fecha, siempre beneficiaron al alemán. Salvo las de Sepang, que éste incumplió.

El tiempo confirmará o no estas afirmaciones. De paso, el morbo se ha instalado en la F1, que espera ansiosa la calificación de hoy, posterior al último entrenamiento libre y que ordenará la parrilla de la carrera de mañana, prevista a 56 vueltas, para un total de 305 kilómetros.

En ella, Alonso, ganador en 2005, podría lograr su victoria 31 en Fórmula Uno e igualar la cuarta mejor marca histórica del inglés Nigel Mansell, en la décima edición del Gran Premio de China.