A última hora de la tarde de ayer, cuando todavía palpitaba la emoción por el final de la Vuelta al País Vasco, saltaba la noticia en el mundillo ciclista: Alexander Serebryakov, el ciclista ruso de Euskaltel-Euskadi, daba positivo en un control antidopaje. Un positivo siempre es una pésima noticia, siempre es inoportuno, pero al equipo naranja le caía este jarro de agua fría precisamente cuando era el blanco de las críticas por su discreto protagonismo en la ronda vasca, una cita donde querían cuajar un buen papel. El fichaje de corredores extranjeros, alejándose de la filosofía que había seguido hasta la fecha, había sido asumido de diferentes maneras por los aficionados. Una buena Vuelta al País Vasco podía haber supuesto el reencuentro entre el equipo y sus seguidores. Pero si la carrera no ha tenido piedad esta semana con el equipo liderado por Igor González de Galdeano, las noticias que llegaban ayer desde la Unión Ciclista Internacional eran aún más demoledoras. El equipo naranja no tardó en lanzar un comunicado. "Fiel a su firme compromiso por un ciclismo limpio y creíble y en aplicación del reglamento interno acorde a este espíritu, el equipo ha tomado la decisión de apartar al ciclista de la disciplina del conjunto al instante y proceder a su suspensión inmediata de empleo y sueldo".