merece la pena pagar una entrada para ver un partido como el del domingo. Cuando el rival viene con unos números como los del Madrid (22-1 en ACB y 9-1 en el Top 16), el espectáculo está garantizado. En 48 horas fueron capaces de anotar 205 puntos, lo que explica su potencial ofensivo y la relativa facilidad que tuvieron para remontar 16 puntos de desventaja. Como muestra de este potencial ofensivo, el parcial de 7-0 que consiguieron en los treinta primeros segundos del tercer cuarto o los 61 puntos que anotaron en el segundo tiempo, y de esos, 43 en los últimos 13 minutos. Casi nada. Ambos equipos demostraron por qué son los dos mejores equipos en porcentaje de triples. Hubo momentos que parecía un concurso. La seña de identidad de ambos es el juego rápido. Por algo son el primer y tercer equipo más anotador. Esa propuesta obliga a tener un buen base para que cuando un equipo tiene momentos de precipitación sea capaz de reconducir el juego. Y eso hoy por hoy el Madrid lo tiene en un Sergio Rodríguez que dirigió mucho mejor en el último cuarto que sus homónimos baskonistas, Heurtel y Cook. El Madrid no fue superior al Baskonia pero jugó los últimos minutos mucho más organizado, con un Chacho que cada día es mejor. Ya no es aquel loco malabarista que buscaba los aplausos de la grada. Ahora controla el partido, tira cuando su equipo lo necesita y asiste igual de fácil que antaño. Carroll, Mirotic, Rodríguez y Rudy estuvieron superiores. Así como San Emeterio y Nemanja por parte baskonista. En el primer cuarto las decisiones arbitrales, en forma de faltas a favor del Madrid, le permitieron mantenerse en el partido, cuando el Baskonia era un vendaval de buen juego y acierto. Lo mejor del partido fue la propuesta de ambos equipos con posesiones cortas, el acierto, las gradas llenas y la intensidad. En muchos momentos el Baskonia zarandeó y desarboló al Madrid. Lo peor fueron las continúas protestas. No es nuevo. Son muchos partidos con técnicas que nunca pueden justificar un posible error arbitral. Sólo sirven para descentrar al jugador, a los compañeros y desvirtuar la realidad. La técnica a Nocioni con posesión es una acción negativa y muy desafortunada. Impide atacar, regala dos tiros libres al contrario y además una nueva posesión. Y otra cosa negativa es que se ha vuelto a confirmar que el equipo se multiplica solo contra adversarios de nivel. A pesar de la ausencia de Lampe, referente interior, el equipo se fajó como un auténtico grupo.
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