dAVID López (Barakaldo, 1981) llegó el viernes por la mañana de Mallorca y de lo primero que hizo fue abrir el armario, sacar la vieja -no tanto- ropa del Movistar y llenar ese vacío con las prendas delicadas de Rapha, la firma exclusiva inglesa que viste ahora al Sky. La mudanza anuncia una nueva vida.

"Empiezo de cero", dice López, que ya le ha hecho unos cuantos kilómetros a esa vida que le coloca en el mejor equipo del mundo, el de los ingleses, el de Wiggins. Ha estado cinco semanas en Mallorca, desde que arrancó el año. "Entrenando". Y conviviendo, conociendo, escuchando y observando las cosas que ocurren bajo el nuevo techo que le abriga en los mismos hoteles de siempre. "Es lo mismo", cuenta, "pero distinto. Funcionan de otra manera, desde la organización hasta cosas más materiales". Se nota el dinero, que lo hay. Libras para prolongar el sueño ciclista inglés. Ahora quieren que Wiggins sea el primer británico en ganar el Giro. Y que repita luego en el Tour. Y si no, que le suceda en París Froome, el inglés que se crió en Kenia.

En esa escalera jerárquica que empieza en Wiggins, continúa en Froome, baja a Boasson Hagen o los eficaces colombianitos Urán y Henao, López, un chico obediente y multiusos, tiene un papel de obrero. "Me llamaron para trabajar". Al servicio de su majestad. De Wiggins. Le servirá en el Giro y con él compartirá gran parte, no todo, del itinerario hasta desembarcar en Nápoles, salida de la carrera rosa (el vizcaíno corre Algarve, Tirreno-Adriático o París-Niza, País Vasco y Trentino). "Me habían observado", abunda López sobre su fichaje por el Sky. "Me habían hecho un seguimiento durante las últimas temporadas y les llamaba la atención la etapa que gané en la Vuelta (2010) y, más que otra cosa, mi regularidad. Me quieren para que trabaje para Wiggins o cualquier otro líder, pero saben que puedo estar bien durante todo el año y puedo ser muy útil. Sobre todo, porque en el equipo hay gente de calidad pero les faltan ciclistas experimentados. La mayoría vienen de la pista y desconocen muchas cosas de la carretera. Ahí es donde puedo ser importante para ellos".

Dave Brailsford, patrón del equipo, "un hombre cercano", también le ha otorgado un papel fundamental en la educación de los jóvenes talentos británicos que crecen a la sombra de Wiggins.

"Pero el primer ejemplo para los jóvenes es él, Wiggins", recalca el vizcaíno, que en cinco semanas de convivencia ha tenido tiempo suficiente para trazar un esbozo del perfil del mejor ciclista del mundo, el ganador del Tour y de todo lo que disputó en 2012. "Vive para la bicicleta", resume. Ese es su secreto: el trabajo. Que le gusta y confía en un método basado en el sacrificio. "A veces puede parecer cansado, que es lo normal, pero nunca está triste. Tiene la mentalidad de que la preparación que hace tan dura es el camino que le lleva al éxito. Quiere ganarlo todo y está convencido de que esta es la única manera de hacerlo", cuenta López, que ha cambiado sus hábitos. Nunca antes había tenido preparador y ahora sigue las instrucciones que le marcan los especialistas del equipo. "Tengo que aprovechar esta oportunidad que me dan", dice.

dos líderes complementarios Wiggins infunde respeto. "Claro, lo ves como a una figura". Tiene un armazón de acero. Parece frío. Serio. Seco. "Pero no lo es tanto. No es que hable mucho, pero hace vida normal y cuando está relajado le he visto bromear y pasar un buen rato con otros compañeros". Lo de la seriedad, sugiere López, es una máscara que utiliza para enfrentarse a los periodistas. "Creo que no le va mucho el rollo de las entrevistas y le da igual lo que piensen de él. Su vida es la bicicleta y todo lo demás creo que le importa bastante poco". Con su gente es diferente. Con López ya ha hablado unas cuantas veces para referirse al Giro; se ha preocupado por su adaptación; le ha preguntado si le gusta la ropa, si le va bien; o por qué se fue del Movistar.

"Luego", abunda, "está Froome, que es todo lo contrario. Hace mucha vida con el resto de compañeros, le gusta hablar y es más abierto. Quizás porque no tiene tanta presión como Wiggins. De todas formas, se complementan muy bien".