Bilbao. En los cuatro cuadros y medio que suponen la distancia psicológica del acotado, la opresión es máxima por el poderío de las distancias, porque en la espalda hay una línea, unas rejas, opresora. Disidentes de tal cárcel, Aimar Olaizola y Oinatz Bengoetxea se encuentran como discípulos de la escuela del arabesco y el remate para medirse en una final del Cuatro y Medio, a partir de las 18.30 horas en el Ogueta de Gasteiz, marcada por tres factores: los aplazamientos, el material y el favoritismo aplastante del goizuetarra, quien parte como indiscutible dominador del panorama en la jaula. Por un lado, los dos retrasos de la final -el primero más o menos previsto por el cambio de fecha de la semifinal del Irujo contra Olaizola II y los problemas de espalda del manista goizuetarra explicados tras el duelo y el segundo, debido a una gastroenteritis y un proceso vírico de Bengoetxea poco antes de que se subiera el telón de la elección de material de tamaña cita- han mediatizado no solo la fecha, también ha influido en los dos pelotaris. Y es que, desde que consiguiera la clasificación para el encuentro de hoy, el delantero leitzarra ha pasado un mes sin tener contacto con la especilidad vestido de blanco, con los perjuicios que tiene esa circunstancia. Bengoetxea VI, no obstante, en previsión a la posibilidad de alargarse la fecha puesta para el 2 de diciembre, pidió jugar en el Labrit un partido a parejas. Se unió a Begino para destrozar a Asier Olaizola y Alexis Apraiz. De aquello han pasado tres semanas y solamente ha tenido la oportunidad de completar dos buenos entrenamientos en el Ogueta en las últimas dos semanas, por los problemas de salud. Danel Elezkano y Jorge Rico han sido sus acompañantes en tales lizas. En este aspecto, el caso de Aimar Olaizola es menos extremo. Disputó la eliminatoria contra Irujo el día 25 de noviembre y en cuatro días ya pudo volver a ejercitarse en condiciones junto al riojano Rico IV y el lizar-tzarra Mikel Olaetxea.

Sobre el material, sacó a relucir ya en la elección Bengoetxea VI su descontento con los cueros planteados en la cita. "Son demasiado botonas", reveló el manista de Leitza sobre las pelotas elegidas por Aimar. Dos cueros seleccionados con una intención clara: sacar a Oinatz de donde es más peligroso, los cuadros alegres. Siendo la distancia que más se debería adaptar a las circunstancias del leitzarra, porque es rapidísimo y tiene gran habilidad con la pelota en la mano, Olaizola II tiene prevista una hoja de ruta clarísima. Y esta pasa por abandonarle atrás, peloteando por detrás del cuatro y medio, obligando a que asuma riesgos. Los cueros, con mucho bote, son para el joven pelotari de Asegarce un problema a la hora de entrar de aire, puesto que es más difícil meterle el tanto a un bulldozer como Aimar si la pelota le da tiempo. No obstante, Oinatz plantea unos cueros distintos, más acordes a sus instintos de pelotari funambulista, de creador descarnado, más visceral que cerebral. Más artista que obrero. Sufridor infinito y velocisímo de piernas y cabeza en la cancha. Ante esto, la opción de Bengoetxea pasa por enredar con unas pelotas de menos salida y que andan por el suelo para complicarle la vida a su contrincante. Algo harto difícil, dada la facilidad que tiene Olaizola en dominar el tanto en el peloteo y el remate. Con una pose más agresiva o una más conservadora, da igual, Aimar es el número 1 en el acotado.

Tendencia colorada Aspirante a derrocar al rey absoluto de la distancia, el pizpireto puntillero analiza que llega "muy tranquilo" en su primer asalto a la txapela del Cuatro y Medio. Así las cosas, ya tuve el papel de víctima en 2008, cuando deslumbró en el Manomanista con un sotamano brutal, y se acabó calando la txapela ante Abel Barriola. Pero, sin duda, las apuestas se lanzarán del lado colorado sin remisión -los corredores explican que el dinero saldrá doble a sencillo para Olaizola II-, dada la efectividad del goizuetarra en los duelos individuales, en los que en el último curso no conoce la derrota.

En los dos precedentes de este año, el leitzarra ha visto la cara y la cruz de la moneda. Al acabar el Manomanista, Aimar cayó bajo el yugo del delantero de Leitza en el Labrit de Iruñea en un partido encuadrado en el Cuatro y Medio Navarro (18-22), aunque Oinatz no lo toma en consideración por las circunstancias de tal envite, al haberse disputado inmediatamente después de la final del mano a mano y sin oportunidad de entrenamiento de Aimar. El segundo, por otro lado, forma parte de la anatomía del presente campeonato del Cuatro y Medio y es de infausto recuerdo para Oinatz. En la cancha iruindarra sucumbió ante el martilleante ritmo del de Goizueta, que se tomó la libertad de mandar incluso con pelotas acordes a los gustos de su rival.

Con todos estos ingredientes, la final se antoja apasionante. En apenas dos palmos de terreno tratará de romper Bengoetxea VI las defensas del todopoderoso Aimar. Cerca del frontis. Enlazando una estrategia de guerra relámpago, huracanada, amparada en su brillante figura de manista de contraataque. El problema llegará cuando el de Goizueta le arrebate ese terreno para mandar un metros más atrás, donde secuestra su espectáculo.