Sin problemas. Lo más importante es que Aimar ha quedado muy contento con el material. Y eso es lo que nos importa. Aun así, las de Oinatz Bengoetxea también me parecen unas pelotas bonitas. Para meternos en detalles, las pelotas de Aimar andan un poco menos por el suelo, comparándolas con las que sacará su contrincante.
Las sensaciones de los últimos días no han sido del todo satisfactorias. Quizás a Aimar no le he visto en los entrenamientos tan fino e inexpugnable como podíamos verle en los partidos de la liguilla de cuartos de final, en los que ganó al propio Bengoetxea, Iker Arretxe e Yves Xala mostrando una diferencia grande.
No obstante, el día del partido con la tensión suele ser diferente. Veremos qué pasa en la final, cómo ha gestionado esa tensión. Si hace su partido, lo que es seguro es que Oinatz tendrá que jugar mucho si quiere calarse la txapela.
Normalmente, Aimar suele ser un seguro, pero nunca se sabe. En mi opinión, la final está muy abierta y cualquiera de los dos es capaz de ganar. Lo cierto es que Aimar siempre es un pelotari regular, que rinde muy bien en todas las competiciones, pero hay que tener en cuenta que en una final intervienen más factores: la presión, los nervios, la tensión... En definitiva, todo. Es a un partido y Oinatz está bien de juego. Se jugará mucho a bote.