Derio. No hay material más aislante que el idioma. Al anochecer, en la cafetería del hotel de concentración de Euskaltel-Euskadi en Derio a Tarik Chaoufi le espera un buen puñado de periodistas, pero cuando el chico baja apenas saluda y se sienta en una mesa vacía. Ahí se queda, solo y apoyado en una columna. Así permanece un buen rato. Aislado porque solo habla árabe y apenas entiende algo de francés. Así ha estado los dos primeros días en Euskadi, sin ser capaz de entender ni hacerse entender, hasta que llegó ayer por la tarde el traductor, un kuwaití que cuando aterrizó en Euskadi no hablaba ni una palabra de castellano y lo aprendió en tres meses, y pudo Tarik, al fin, comunicarse.
¿Cuál es la primera imagen que se le quedó grabada cuando aterrizó en Euskadi hace unos días?
Las luces, me han impresionado las luces. Y las carreteras. Todo eso. Vengo de una aldea pequeña donde hace diez años no había electricidad ni nada. Y seguimos sin tener internet. No sé cuántos habitantes puede tener, pero vivimos pocos en Azrou. Está a 70 kilómetros de la ciudad de Meknes y a 320 de Casablanca. Para venir aquí tuve que hacer esa distancia hasta el aeropuerto en coche por carreteras que no son como estas, luego volar a Madrid y de allí, a Bilbao.
Para salir del avión y encontrarse el frío, la lluvia...
La lluvia y frío las dejé en el pueblo. Las condiciones allí son más duras que las de aquí. Vivimos en la montaña, el Marruecos profundo, en el Atlas Medio. Pero no es una zona árida. Es más tropical que otra cosa y está poblada de bosques de cedro. Casi todo el invierno hay nieve y llueve mucho. Eso sí, en verano durante el día hace calor.
¿Cómo es la vida de un niño en Azrou?
Estudia, hace deporte, juega, ayuda a sus padres. Yo dejé el colegio cuando tenía 16 años porque quería ser ciclista. Siempre me gustó la bicicleta, pero hubo un momento que para correr tenía que viajar mucho. A Casablanca, a Agadir... No podía compaginar la competición con los estudios y elegí la bicicleta.
¿Qué le dijeron sus padres?
Mi padre murió cuando era niño y no le recuerdo. Mi madre me animó a hacerlo. Siempre lo hace. Desde el principio me apoyó mucho para que corriese carreras. Mi primera bicicleta me la regaló mi tío, que vive en Francia. Aquella era una de montaña, pero la primera de carreras me la pagó mi madre. Tiene una tienda de ropa para bebés en Azrou y le va bien. Ella me daba también el dinero, la paga, para que me pudiera inscribir en las carreras.
¿De niño quién soñaba que era?
Armstrong, Ullrich, Beloki... Quería ser como ellos. Como en Azrou no había electricidad, no teníamos televisión ni nada, así que iba en bici a la cafetería del pueblo de al lado para verles correr el Tour.
¿Y Virenque no le gustaba? Nació en Casablanca, aunque tenía nacionalidad francesa.
¡Ah sí! Virenque. Claro. En el Magreb todo el mundo era de Virenque.
¿Había ciclistas en su zona en los que inspirarse?
Siempre me fijaba en Europa, pero mi tierra es cuna de campeones. Mira, un vecino mío de Azrou ganó en 2011 el Campeonato de África. Y siempre hubo buenos corredores.
¿Y atletas? Usted tiene tipo de buen fondista.
Antes de la bicicleta, yo también corría. Cuando iba a la escuela era lo que hacía todo el mundo porque no había bicis. En Marruecos el atletismo se sigue y se practica mucho. Pero también el ciclismo. Cada vez más. Por eso hay más corredores. Tenemos unos quince ciclistas en la selección que se dedican solo a andar en bicicleta. Y se disputan cinco carreras profesionales.
Y, sin embargo, usted es el primer marroquí que corre en Europa y en el World Tour.
Bueno, pero un compañero de la selección de Marruecos anda ahora en negociaciones con la Federación Holandesa para correr en Europa.
¿Conocía Euskaltel-Euskadi antes de que le llamaran para ficharle?
Claro. Veía al equipo en el Tour.
¿Qué ciclistas recuerda?
Samuel Sánchez. En el Magreb es muy famoso por lo que ha hecho en el Tour, pero también porque es campeón olímpico.
¿Qué sintió cuando le llamaron para correr en Euskaltel?
Esa noche no pude dormir. Pensaba que eso no me podía pasar a mí. ¿Cómo se iba a fijar un equipo europeo en mí? No me lo creía. La noticia me la dio el director de la selección marroquí.
¿Qué pasó en el pueblo cuando lo contó?
La gente me decía que estaba mintiendo. Que no era posible que me llamaran de Europa para correr en bicicleta. Mi madre se puso contenta y me dijo que adelante, que si necesitaba dinero para algo que ella me lo iba a dar.
¿Qué tipo de corredor es Tarik?
Escalador. Me gustan las montañas. En el Tour de Argelia gané el maillot de la montaña.
Y en el Tour de Gabon les ganó una etapa a Voeckler y Rolland.
Ellos pensaban que no era posible que un aficionado le ganase a un profesional, así que se lo tomaron mal.