Vitoria. De todos los jugadores españoles que han aterrizado en la NBA para caer en equipos escasos de aspiraciones, José Manuel Calderón es de largo el que se lleva la palma. Dentro esa tendencia tan extendida en la prensa nacional de culpar a directores generales, propietarios y entrenadores de que los jugadores de la selección no acaben de gozar del éxito pleno al otro lado del Atlántico -muchas veces sin carga de razón-, el del base extremeño es un caso que no admite discusión. A Calderón le avalan los números y la trayectoria, pero cayó en una franquicia en la que históricamente las cosas se han hecho mal y no tienen pinta de cambiar. Ni siquiera cuando el jugador formado en la cantera baskonista vuelve por sus fueros para ofrecer un recital que a la postre no sirve para evitar una nueva derrota.
El extremeño se salió la madrugada de ayer en el maratoniano duelo que libró su equipo, los Raptors, frente a Utah y que se acabó saldando con victoria del conjunto de Salt Lake City (133-140) tras la disputa de tres prórrogas. En un encuentro que el combinado canadiense tenía controlado, las cuestionables decisiones de algunos jugadores y la fortaleza mental de hombres como Al Jefferson (24 puntos y 17 rebotes) y Paul Millsap (34 y 9), que fueron los grandes artífices de la remontada, terminaron por suponer la sexta derrota de los Raptors en las siete primeras jornadas de competición.
Calderón, acertado en el lanzamiento (8/16 en tiros de campo y 2/2 en libres), estuvo ante todo soberbio en la dirección. Repartió 17 asistencias, dos por debajo de su récord personal en la NBA, y demostró tanto a su entrenador como al resto de la franquicia que los movimientos que debían hacer en el mercado para tratar de armar por fin un plantel competitivo no deberían haber incluido la contratación de un base que lo desplazara al banquillo. Ahora, con Kyle Lowry lesionado, el jugador español ejerce como titular y saca rendimiento a su tiempo. Pero el equipo sigue mostrando muchas carencias.
En la última semana, desde que Lowry cayó lesionado del tobillo, Calderón ha recuperado el tono que no hace tanto lo convirtió en uno de los directores de juego más solventes de la competición. Promedia más de 13 puntos y casi 10 asistencias por cita, pero el equipo ostenta el tercer peor registro de la Conferencia Este (sólo superado por Washington y Detroit) y tiene toda la pinta de que volverá a quedarse fuera del play off.