Donostia. NI Richard Gere, ni Ewan McGregor, ni Dustin Hoffman, ni siquiera John Travolta. La película que ha agotado más rápidamente las entradas de la 60ª edición del festival se ha rodado en territorios muy alejados de Los Ángeles y su protagonista poco tiene que ver con los actores de Hollywood. La película que más rápido ha agotado las entradas de la glamourosa 60ª edición del Zinemaldia es Pura vida, el documental inspirado en la hermosísima operación de rescate del montañero Iñaki Ochoa de Olza.
La segunda coproducción de Txalap.Art y Arena Comunicación, tras la experiencia de Nomadak TX, se proyectará por primera vez el domingo. Al estreno acudirán dos de los héroes del país de la montaña, el rumano Horia Colibanasu y la canadiense Nancy Morin. En Pamplona se mostrará a familia y amigos del alpinista el día 27. Y el 4 de octubre empezará en Barcelona una tournée por salas de España, Chile y Argentina. Después, la emitirán TVE y ETB.
La historia de este documental empezó en el bar del pueblo de Pablo Ochoa de Olza, hermano del alpinista. Allí quedó con Pablo Ibarburu, uno de los dos directores del filme, que se puso en contacto con la familia en busca de su aprobación y apoyo para el proyecto. Los Ochoa de Olza pusieron sus condiciones: que la película constituyera un "reflejo fiel" de lo que fue Iñaki, que contara la verdad "estricta y pura" de lo que sucedió y que fuera una narración "hermosa y de la máxima calidad". "No creíamos que fueran a cumplir unas condiciones tan exigentes", confesó ayer el hermano del alpinista, "pero no han pagado ni un peaje, es una película magnífica, no hace falta ser un genio del cine para darse cuenta, y relata la verdad exacta de lo que ocurrió en mayo de 2008".
Lo que sucedió fue la reunión de catorce alpinistas de élite que, víctimas de un coraje intuitivo, estuvieron dispuestos a jugarse la vida para salvar a un compañero bloqueado a 7.700 metros de altitud, en la arista este de la inhóspita cara sur de Annapurna, el ochomil con mayor índice de mortalidad del mundo. En ese mapa de lealtades, una pequeña ONU que ha ampliado la familia de Iñaki, figuran los rumanos Colibasanu y Aleh Gavan, Morin, los rusos Sergei Bogomolov y Alexei Bolotov, el kazako Denis Urubko, el suizo Ueli Steck y el estadounidense Don Bowie. Sus testimonios permiten "capturar" los valores de esta historia, el compañerismo, la generosidad, la amistad -los que sedujeron a Pep Guardiola y le hicieron mostrar un documental sobre su historia a sus jugadores para motivarlos en marzo de 2010: el Barça acabó ganando la Liga-, explicó Migueltxo Molina, codirector.
Los responsables de Pura vida han tenido acceso al material que grabó Iñaki en su última escalada, así como el grupo de rescatadores. No existe ninguna reconstrucción, puesto que la verdad se ha impuesto "en el contenido y en la forma". Los directores tuvieron que dejar fuera el dispositivo que se organizó en Iruñea, parte indispensable del rescate, y optaron por viajar al encuentro de las personas que lo vivieron en el Himalaya, para realizarse una aproximación personal a esos héroes, a los que no les gusta definirles como tales, y "quitarles las gafas, el piolet y el abrigo", para descubrir a un dentista que trabaja en Rumanía, a un obrero de una fábrica de Ekaterimburgo o a un geólogo. Son héroes que pertenecen al país de las montañas y por eso su bandera se parece más a la ristra colorida que iluminó ayer la conferencia de prensa o el estandarte pirata que Ochoa de Olza solía colocar en su tienda. El propio Ochoa de Olza, experto en desmitificar, dio en su momento su particular medida del heroísmo: "Un héroe es el médico que curó el cáncer a mi madre".
Hay dos ideas que sobresalen tras la visión del documental. Primero, que nada hubiera sido posible sin el carisma de Ochoa de Olza, su capacidad para imantar a la gente, una capacidad de movilización que se lleva "al extremo" en el rescate, coincidieron Pablo Ochoa de Olza y Alex Txikon, que conoció a Iñaki en 2003 a 7.000 metros de altura. Segundo, contesta a esas preguntas a las que los alpinistas se enfrentan continuamente: por qué vuelves a la montaña, por qué arriesgas la vida.
A Pasaban le emocionó escuchar en ese documental las sensaciones para las no había encontrado palabras. La respuesta bien puede ser esa "pura vida" del título, la expresión a la que recurría Ochoa de Olza para explicar lo que sentía cuando estaba en la montaña, o, en palabras de la montañera tolosarra, "ese sentimiento por el que merece la pena vivir".
Por mucha nieve que caiga y por mucho tiempo que transcurra, Ochoa de Olza ha dejado una huella imborrable en Himalaya y en quienes le conocieron. En el documental se "respira" el espíritu de Iñaki y sus directores aspiran a que adopten su filosofía, que el público "falto de tono muscular" "quite la cremallera de su tienda para salir a ver el mundo", sea "montañero, periodista o fontanero".