BILBAO. CUANDO los aficionados rojiblancos y los empleados del Athletic habían empezado a acostumbrarse a la ausencia de Javi Martínez de las instalaciones rojiblancas, el centrocampista de Aiegi pasó en la madrugada del pasado domingo por Lezama como si se tratara de un fantasma. Pero no era su espectro. Era el jugador más caro de la historia de la Bundesliga Según confirmaron ayer a este periódico fuentes de toda solvencia cercanas al club, el flamante fichaje del Bayern Múnich fue sorprendido por el guarda de seguridad de Lezama sobre las 2.30 horas tras saltar la valla que impide el paso al personal ajeno al club.
Sin saber de quién se trataba, el vigilante de las instalaciones deportivas del Athletic dio el alto al exjugador rojiblanco, que explicó al empleado del club que su intención era coger sus enseres personales de la taquilla. En lugar de pedir a un excompañero o al propio Athletic que le mandara por correo sus pertenencias a Alemania, Javi Martínez no dudó en protagonizar una escena que ayer corrió como la pólvora en los foros de internet.
En su primer fin de semana libre desde que está a las órdenes de Jupp Heynckes, el jugador más caro de la historia de la Bundesliga no dudó en coger un avión para pasar unas horas con sus familiares y amigos en Nafarroa. Un viaje al que, antes de partir de nuevo a Múnich, puso la guinda con sus peripecias nocturnas en las instalaciones deportivas del Athletic.
Habrá que ver cómo sienta a la parroquia rojiblanca el último affaire protagonizado por el de Aiegi, ya que no quedó muy contenta por las formas en las que abandonó a los de Ibaigane. De hecho, el centrocampista navarro viajó a Alemania sin el permiso del Athletic para pasar el reconocimiento con el Bayern. Un vuelo privado que también hizo de noche para evitar a los medios de comunicación que esperaban su pase a la Bundesliga, aunque fue cazado por la prensa alemana al poco de aterrizar. Horas después de obtener el visto bueno de los médicos en Múnich, Javi Martínez se desplazó hasta la sede de la Liga de Fútbol Profesional en Madrid para abonar su cláusula de rescisión de cuarenta millones, y obtener así la carta de libertad para fichar por el equipo teutón.
Sin despedirse Desde el 29 de agosto, jornada en la que se certificó su marcha del Athletic, el centrocampista del Bayern no se ha despedido de los que han sido sus compañeros durante seis temporadas ni de los aficionados que le han idolatrado durante estos años. Y, aunque el de Aiegi había anunciado vía Twitter que tenía la intención de explicar las razones de su marcha en persona, solo ha pasado por Lezama para saltar la valla.