Comillas. Un cruce de cables, un chispazo, provoca que un periodista llame Alberto a Purito y la anécdota, tras unas risas, da pie al catalán para mostrar su desparpajo. "Luego decís que soy yo el que sueño con él", vacila. Purito es líder cuando pasa la crono, la gran montaña asturiana y la Vuelta echa el freno por segundo día y reposa en Cantabria. Está ante la gran oportunidad de su vida y en lugar de comerse las uñas, él que es tan nervioso y guindilla, dice estar más tranquilo que nunca. "Es porque pienso que Alberto es Alberto y me puede ganar", explica.

¿Antes de la Vuelta se imaginaba estar así tan cerca de Madrid?

Lo veía como algo difícil. Más que toda la montaña que hemos pasado, lo que me marcó fue la crono. Fue el día que me vi con posibilidades de llegar así al segundo día de descanso. Luego, el día a día, las sensaciones, me han ido dando seguridad. Veía cómo era capaz de aguantar los ataques de Alberto y aunque me daba miedo cada final de etapa, cada meta era como una victoria para mí.

Tras sus exhibiciones todo el mundo le da como ganador de la Vuelta.

¿Ganador? Imposible porque queda una semana. Lo que sí es verdad es que hemos dado un paso importante, que tenemos una distancia buena que no es favorable y que si seguimos así tenemos mucho ganado. Ya dije hace tiempo que el que llegase de líder al segundo día de descanso tenía bastantes posibilidades de ganar la Vuelta. A partir de ahora el enemigo no es solo Contador, o incluso Valverde, sino yo mismo.

Dice que la crono fue clave para usted.

Con las miserias que he vivido con las cronos, estar tan cerca de Contador, ser séptimo y mantener el maillot de rojo significa para mí como una victoria más en esta Vuelta.

Se defiende en la crono y domina en la montaña.

Está claro que he llegado a un punto muy bueno. En eso tiene mucha culpa el equipo. Sabéis que soy muy nervioso, que me pongo eléctrico. Ellos han sabido calmarme. Confiaban en que me saliese una buena Vuelta. Pero durante el mes de julio yo me estaba comiendo las uñas.

Es un ciclista inquieto, pero estas últimas etapas las ha corrido con frialdad.

Corro con esa frialdad porque me interesa. Se trata de ganar. Pero la primera semana he sido de los corredores que más me he movido. Lo hice en La Gallina, en Barcelona, en Ézaro… Cuando he necesitado ganar tiempo lo he hecho. Ahora me interesa correr así y es lo que haré. Pero te aseguro que no es nada fácil ir detrás de Alberto. No tengo que ir frenando ni mucho menos. Me lleva al límite. Si fuese al revés, si él tuviese que defender y yo atacar, las subidas serían más lentas.

¿Ha habido algún momento en el que Contador haya estado a punto de soltarle?

Ha habido muchos momentos en los que él ha atacado y yo he sufrido mucho para cogerle. Cuando más he estado sufriendo, él paraba porque, lógicamente, a él también le duelen las piernas como a mí.

¿A qué se agarra en esos momentos de máxima agonía?

A su rueda (sonríe). Lo que tengo claro es que es él y nada más. Esos cambios de ritmo no me van mal y a Alberto le conozco. Y luego está que esto es una Vuelta a España y la motivación te viene sola. Llevo el maillot rojo y sé que solo tengo que hacer eso, resistir a Contador. Solo tengo que estar con él. No ve vale otra cosa para ganar. Tengo que sufrir y morirme a su rueda.

Contador le ha lanzado mil ataques, ¿Cree que le falta un punto?

Es que yo tampoco creo que le falte ritmo. Yo también tengo una paliza muy grande en el cuerpo, llevo trabajando a tope desde el Tour de Omán, en enero, y estoy aquí. Él ya dijo que venía a esta Vuelta para ganarla y creo que la puede ganar.

¿Le ha comido la moral a Contador?

No, para nada, Alberto ha toreado en plazas mayores que esta y estoy seguro de que se guarda su última carta. No te voy a engañar, creo que estoy tan tranquilo porque pienso que Alberto es Alberto y me puede ganar. Si acabo segundo, me habrá ganado Alberto, el mejor corredor del mundo, y no Perico el de los palotes.

Si ocurre lo contrario y gana usted, ¿también le dará más valor?

Claro. Si echas cuentas, Alberto solo ha perdido una grande, el Tour de 2011, y porque el pobre tuvo dos caídas muy jodidas.

¿Qué admira de Contador?

Tiene una cabeza espectacular. No se rinde. Mira para atrás, me ve, baja un piñón, vuelve a arrancar… A veces me ve, yo voy bien y se tiene que dar cuenta de ello, pero le da igual. El tío sigue, sigue y sigue. Tiene una fortaleza mental impresionante. Cuando leo sus declaraciones después de la etapa se le ve el poderío: "Purito, mañana más".