Ancares. La mayor gesta de la historia del ciclismo que recuerda un amigo tiene como actor principal a Marino Lejarreta y los Lagos Covadonga como escenario. Como tiene aquel día grabado en vídeo, antes una cinta de VHS y ahora un CD, cada cierto tiempo se sienta en el sofá y vuelve a subir los Leagos por primera vez. Era 1983, una mañana gélida y lluviosa de abril. El pelotón salió de Aguilar de Campoo entre la nieve y llegó a la cima de la montaña asturiana entre la niebla. Primero, Marino, con el maillot del Alfa Lum italiano. Luego, los demás. Gorospe, Hinault, Pino, Laguía, Alberto Fernández? Esa Vuelta la acabó ganando el francés, el caníbal, después de aquel ataque fiero en Serranillos que solo siguieron Marino y Belda y que paralizó a Gorospe, el líder joven y prometedor de aquella edición.
Aquella etapa marcó al de Mañaria como la subida de Marino a los Lagos quedó grabada en la retina del amigo. Y en la cinta de VHS para verla de vez en cuando.
Ahora, 30 años después, aquellas imágenes parecen prehistóricas y los propios Lagos de Covadonga, entonces símbolo de la modernidad de la Vuelta, un nuevo puerto deslumbrante que atraía al público, son ya legendarios, un viejo lugar sagrado.
Es la cima emblemática más antigua, detrás de Arrate, que se sube en esta Vuelta. Resiste como símbolo mientras a su alrededor crecen como las flores en primavera los nuevos puertos de carretera de tierra que se asfalta para que suban los ciclistas, las montañas de rampas imposibles y el espectáculo del ciclismo de equilibristas. Collada de la Gallina, Rapitán, Ézaro?
Lagos tiene otro perfil, más clásico. Es largo, 13,5 kilómetros, y de dureza medida, un 7% en total. Su tramo más espectacular es La Huesera y su rampa del 15%. Para subirlo no hay que hacer inventos con los desarrollos. No hacen falta ni el Compact ni meter tropecientos dientes en el piñón. No lo hizo Marino, claro, en 1983, ni ninguno de los ciclistas que le relevaron en el palmarés. Entre ellos, no hay ningún otro vasco. Están Pino, Dietzen, Millar, Herrera, Rincón y, en los últimos años, Tonkov, Eladio Jiménez o Efimkim. Solo dos ciclistas han repetido triunfo en su cima: Delgado (1985 y 1992) y Jalabert (1994 y 1996). El último de la saga es Carlos Barredo, que ganó hace dos años, en 2010.
Ese año, no subieron a los Lagos ni Igor Antón ni Beñat Intxausti. El de Euskaltel, ya se sabe, se cayó la víspera al pie de Peña Cabarga cuando era líder y abandonó. El del Movistar, que entonces era compañero de Antón, se bajó camino de los Lagos. Tampoco lo subió Indurain en 1996 porque puso pie a tierra en la puerta del hotel El Capitán de Cangas. El navarro no tiene buen recuerdo de los Lagos. Lo subió en 1985 con el maillot amarillo, pero arriba se lo entregó a Pedro Delgado. Dos años antes, Marino había dejado su huella en la cima.