VALLADOLID. El Real Valladolid derrotó ayer con solvencia (2-0), buen trato de balón y dos goles de penalti anotados por Víctor Pérez a un Levante demasiado agazapado y que se quedó con diez en el minuto 36 de partido por doble amarilla del central David Navarro.

Segundo triunfo de los vallisoletanos en las dos jornadas disputadas hasta la fecha que les sirve para colocarse en la segunda posición de la tabla clasificatoria.

Los dos equipos presentaron, en el inicio del duelo, un esquema de juego similar (4-2-3-1) y abogaron por esperar a su rival en tres cuartos de cancha y taponar a los medios centro. Así, el Real Valladolid partió más eléctrico, medrando por acaparar la posesión del esférico y hacer daño por los costados con la velocidad de sus interiores, Ebert y Omar.

De este modo, el conjunto de Miroslav Djukic extrajo varios saques de esquina en los primeros compases del duelo que el alemán Ebert botaba con fina precisión. Uno de estos, en el minuto diez de partido, lo remató con la testa Javi Guerra, aunque no fue capaz de sorprender a Munúa en el primer disparo a puerta de la contienda.

El Levante no trenzaba jugada alguna pero se le atisbaba cómodo en su trinchera, aguardando el contraataque que le pusiese por delante en el electrónico.

Mientras, el Real Valladolid volcaba su fútbol paciente por el costado derecho, donde el lateral serbio Antonio Rukavina contaba con una autopista para él solo gracias al arrastre que hacía un alborotador Ebert hacia posiciones más centradas.

Con estas pautas de juego, el conjunto de Juan Ignacio Martínez se encajonaba cada vez más en su área, abriendo cada vez más hueco entre dos líneas marcadas con Barkero y Ángel e incluso Juanlu tenía que echar una mano a Pedro López para taponar la banda diestra.

Tras el tiempo de descanso, el Real Valladolid prosiguió rabioso y con ganas de sellar cuanto antes su segundo triunfo de la presente campaña. Mejor no le pudo salir, pues el conjunto pucelano vio recompensada su insultante superioridad y dominio absoluto en el terreno de juego con dos tantos de penalti sellados por Víctor Pérez. Fue éste un justo resultado para un partido con dos equipos desiguales, un Levante acongojado en su campo y un Valladolid que supo tener paciencia para hilvanar sus ataques y su juego de presión.