Hace cuatro años Pekín asistió al mejor partido de la historia en una competición tutelada por la FIBA. Estados Unidos y España protagonizaron una final de un nivel inalcanzable para cualquier otro equipo, un espectáculo que ningún aficionado ha olvidado aún. Aquel día la selección que dirigía Aíto García Reneses estuvo muy cerca de provocar un cataclismo olímpico y se ganó la admiración general.

Londres asistirá hoy a la revancha, los dos equipos están donde se esperaba, aunque casi nadie piensa que puede repetirse un partido como el de los Juegos de 2008. Once jugadores repetirán presencia en cancha, pero las sensaciones que ha dejado el torneo son bien distintas. Estados Unidos era hace cuatro años una selección muy poderosa y más ortodoxa en su configuración. España pudo competir casi de igual a igual porque lucía el esplendor de la madurez y una frescura que parece haber perdido con el paso de los años.

En 2012 los propietarios del oro han reforzado el perfil físico del equipo, que no ha acusado la exigencia de la última temporada en la NBA, y se encontrarán precisamente con un aspirante que ha renqueado en ese aspecto porque tiene a varios jugadores entre algodones y por eso ha tenido que primar la eficacia sobre la brillantez. La distancia entre los dos finalistas ha parecido tanta que reducirla en un solo día se antoja complicado. El desafío es enorme, pero esta España ya han demostrado que se alimentan de retos elevados y pronósticos adversos.

Si fuera por los números, Sergio Scariolo y sus jugadores entregarían ya sus armas tras pasar a duras penas de 65 puntos en cuartos y semifinal. Estados Unidos promedia 116,7 puntos en un torneo en el que nunca ha bajado de 97 y ha hecho de los triples un arma de destrucción masiva a ráfagas fulminantes. Anotar más de 16 por partido con un 45% de acierto obliga a los rivales a un esfuerzo defensivo imposible de sostener durante 40 minutos. Además, los de Mike Krzyzewski viajan a 80 tiros, una barbaridad en el mundo FIBA, anotan más de 28 puntos tras pérdida de su rival, casi el triple que España, y dominan el rebote.

En la batalla de los ritmos, la campeona de Europa lleva las de perder. Por eso, las consignas marcadas en el bando español están claras. "Bajar el número de posesiones, no hacer pérdidas tontas y controlar el rebote", comenta Juan Carlos Navarro.

afrontar el reto Pau Gasol, jugador de la selección española, aseguró que la final del torneo olímpico de baloncesto que hoy disputarán a Estados Unidos es "uno de los retos más grandes" de su carrera deportiva y el partido en el que deben dejarse "absolutamente todo lo que quede en el depósito".

"Por muy difícil que parezca a priori una final ante Estados Unidos, no vamos a dejar de intentarlo. Tenemos opciones y vamos a apurarlas", dijo Pau Gasol. "No sé si es el reto más grande de mi carrera, pero sí uno de los más grandes. Es algo que no hemos conseguido hasta este momento y mañana es una oportunidad para dejarnos en la cancha absolutamente todo lo que nos quede en el deposito. Debemos jugar con convicción, con agresividad y con la intensidad que hemos estado jugando estos dos partidos", señaló el jugador de los Lakers.

Sobre su relación con Kobe Bryant dijo: "Hablé con él antes de las semifinales y nos deseamos suerte para nuestros respectivos partidos, pero desde ese momento no hemos vuelto a hablar. Él siempre tiene mucha hambre de ganar y en los últimos partidos ha estado mas agresivo que durante el campeonato. Mañana lo volverá a estar", apuntó.