Portera yo? ¡Pero si ese es el puesto en el que los padres ponen a jugar a su hijo gordo!". Cuando llegó a la Universidad de Washington después de una notable trayectoria como delantera en high school y su nuevo técnico, Lesle Gallimore, le explicó su decisión de colocarla bajo los palos, a Hope Solo (30-VII-1981, Richland) todo aquello le olió a cuerno quemado.

Poco podía saber por aquel entonces que aquella decisión iba a cambiar su vida, que aquel cambio de posición iba a convertirla en una estrella del deporte, le iba a permitir ganar una medalla olímpica y convertirse en toda una celebridad en su país (invitada a reality shows, portada de revistas de moda...), además de aportar un motivo de alegría a una vida muy complicada.

Y es que aunque la suerte ha sonreído a Solo en los terrenos de juego, su vida personal, sobre todo su infancia, fue más que turbulenta, como ella mismo se encarga de explicar en su autobiografía, A Memoir of Hope (Memorias de Esperanza), que se pondrá a la venta el próximo martes en las librerias estadounidenses.

En esta obra, Hope (esperanza en inglés) desgrana todos los problemas que provocó en su vida y en la de su familia su padre, Jeffrey John Solo, un delincuente que estuvo varias veces en prisión, que llegó a ser acusado de asesinato y que falleció de un infarto en 2007. De hecho, las confesiones no tardan en llegar, ya que Solo reconoce que "fui hija de una alcohólica y de un delincuente, mi madre se quedó embarazada de mí tras una visita conyugal a mi padre en la penitenciaría de Walla Walla de Everett", donde estaba recluso por robo. Con esta revelación como punto de partida, la portera pasa a relatar pasajes escabrosos de su niñez, como aquella vez en la que, a los 7 años, su padre la secuestró junto a Marcus, su hermano pequeño. "Mis padres estaban ya divorciados y un día él pasó por nuestra casa para llevarnos a un partido de béisbol en Yakima, pero nos llevó a un hotel a las afueras de Seattle. Al principio parecían unas vacaciones, pero pronto me di cuenta de que algo no iba bien. Mi madre llamó a las autoridades y varios días después la Policía nos encontró y detuvo a mi padre. Cuando nos llevaban en coche a Richland recuerdo que sentía mucho odio: hacia mi madre por tener que regresar, hacia mi padre por mentirme y hacia mí misma porque creía que había hecho algo mal".

Pese a episodios como este, Hope ha recalcado en numerosas ocasiones que no guarda rencor a Jeffrey John, quien, curiosamente, fue la persona que hizo que se interesara por el fútbol. "Fue un estafador, un mujeriego y no podías fiarte de él, pero era mi padre, me cuidó y sigo queriéndole. Nunca supo ser responsable, ni un marido o un padre al uso, ni adaptarse a vivir en sociedad, pero ayudó a crear la persona que soy ahora", reconoció.

De hecho, tras más de diez años sin verle después del secuestro, retomó su relación con él cuando ambos se encontraron de manera casual en Seattle. Por aquel entonces, ella era ya una gran promesa del fútbol en la Universidad de Washington y a partir de ahí su padre, que vivía en la calle, pasó a ser un habitual de sus partidos. Ambos estrecharon lazos y la portera quiso invitarle a su debut en el Mundial de 2007, pero Jeffrey John falleció justo antes de coger el vuelo. "Su muerte me hizo mucho daño. Si no hubiera hecho las paces con él, todavía estaría rabiosa conmigo misma", afirmó hace meses la estrella estadounidense.

Pese a estos complicados capítulos de su vida, Hope ha logrado labrarse una notable carrera profesional. Actualmente en las filas de los Seattle Sounders Women, ha sido más de 100 veces internacional, ya tenía un oro olímpico antes de estos Juegos, ha jugado la final de un Mundial y es famosa en Estados Unidos gracias a su talento, carisma y agraciado físico, que le ha permitido posar desnuda para la portada de ESPN The Magazine y participar en programas de televisión como Dancing with the Stars.

Además, Solo ha sido una de las deportistas que más abiertamente ha hablado sobre la conexión entre la Villa Olímpica y las relaciones sexuales. "Los atletas son extremistas. Cuando entrenan, entrenan al máximo. Cuando salen a beber, pueden beberse veinte copas. Como es una experiencia única, todos quieren tener muchos recuerdos, ya sean sexuales, en las fiestas o en las competiciones. He visto gente practicando sexo en los matorrales, entre los edificios... Probablemente no debería contar esto, pero en Pekín conocimos a un gran número de celebridades. El actor Vince Vaughn estuvo de fiesta con nosotras. En un momento de la noche decidimos llevar la fiesta a la Villa Olímpica. Empezamos a hablar con los guardias y a enseñarles nuestras medallas de oro, nos prestaron atención y, mientras, metimos a un grupo sin credenciales. Yo pude haber metido a alguna celebridad a mi cuarto sin que nadie lo supiera y sacarle igual, pero ese es mi secreto olímpico. Al día siguiente, a las 7.00 horas de la mañana, sin dormir, nos fuimos a un programa de televisión todavía borrachas. No tengo que decir que nos veíamos terribles", reconoció.