Duración: 53:09 minutos de juego.
Saques: 2 de Olaizola II y 4 de Martínez de Irujo.
Pelotazos: 265 pelotazos a buena.
Tantos en juego: 14 de Olaizola II y 7 de Martínez de Irujo.
Errores: 4 de Olaizola II y 5 de Martínez de Irujo.
Marcador: 1-0, 2-1, 3-3, 3-4, 4-6, 9-7, 10-8, 10-9, 11-12, 11-13, 12-14, 12-15, 13-15 y 22-15.
Botilleros: Asier Olaizola ejerció de botillero con su hermano Aimar Olaizola y Patxi Eugi hizo lo propio con Juan Martínez de Irujo.
Incidencias: Buena entrada en el Ogueta de Gasteiz para el festival que abría la feria de La Blanca. El saque se varió y Aimar sacó desde el 4 y medio y Juan, desde el 4
Vitoria. Dilapidó Aimar Olaizola una renta discreta pero firme de Juan Martínez de Irujo a golpe de defensa, cruzar la pelota y exhibir remate. Lo hizo hasta coronarse, de nuevo, en una ficticia final del Manomanista, en un ejercicio de redención del de Ibero en el que no encontró la victoria, pero en el que sí se vació hasta el final, dando todo lo que tenía dentro para romper la demoledora dinámica positiva que lleva Aimar. Porque aunque la txapela y el emblema del colorado pertenece todo el curso por mérito propio al delantero goizuetarra, el encuentro de ayer suponía un punto de inflexión de moral y espíritu para Juan, que no termina de encontrar la tecla en las contiendas frente a Olaizola II. Así las cosas, con una tacada de diez tantos consecutivos -aún escuece esa racha de 17 de la final del Bizkaia de Bilbao-, el de Asegarce resucitó exhibiendo su gran juego.
No pudo hacer buenos los tres tantos conseguidos a golpe de tesón Juan. No fue capaz. Ante un Aimar que no se había fajado demasiado en las últimas fechas en partidos de festival, Irujo aprovechó en cierta medida las carencias de Olaizola al encontrarse en toda la cancha. Castigando con la pelota cruzada, Irujo hizo daño desde el inicio, pero la defensa del campeón era numantina, derivando todo en una batalla de gallos de gran crudeza y chispa. Asimismo, a la hora de restar, el goizuetarra no estaba fino, encajando cuatro saques en los que pecó de improvisación a la hora de tirarse hacia el frontis. Fue sumando muescas en su fusil Juan; aunque cada pelota que pasaba cerca de Aimar se transformaba en una bomba de relojería.
De este modo, el de Ibero, más cómodo jugando el mano a mano, se exprimió hasta encontrar diferencias. Alcanzaron el 12-15. Y despertó un Aimar travieso y contundente. En un abrir y cerrar de ojos selló diez tantos duros, complicados, en los que Irujo tuvo muchas papeletas de desequilibrar la balanza, pero fue incapaz. Sin cuartel, Olaizola dominó con el gancho, ilustró con la parada y percutió cruzando la pelota, en un segundo tramo de encuentro muy similar al disputado en junio en Bilbao, en el que un voluntarioso Juan se tuvo que rendir ante el dominio indiscutible del rey Aimar. Finalizó la revancha Olaizola con un saque, con el que no terminó de estar cómodo, y otro gancho marca de la casa. Irujo tendrá que esperar otra secuela.