SI me veo en los Juegos de Río 2016? No, no creo que sea posible. Whisper, mi caballo, tiene ahora mismo 15 años y para Brasil será demasiado viejo". El jinete japonés Hiroshi Hoketsu, de 71 años, ha sido en los meses previos a Londres'12 uno de los deportistas más buscados por los medios de comunicación por su condición de abuelo de Londres'12, distinción de la que también hizo gala en Pekín'08. Hoy, cuando arranque su participación en el concurso de doma individual, se convertirá en el segundo deportista olímpico más veterano de la historia solo por detrás del tirador sueco Oscar Swahn, que en Amberes 1920 compitió con 72 años y 10 meses, pero él asegura que se siente mucho más joven. "Sois los periodistas los que me recordáis constantemente mi edad. Yo me encuentro muy bien, como un deportista más. Nunca pienso en que he superado la barrera de los 70 años, aunque veo mi edad como algo positivo. Si tuviera 40 o 50 años, nadie se interesaría por mí", acostumbra a responder. Por ello, cuando se le cuestiona por los próximos Juegos, Hoketsu ve un mayor inconveniente en la edad de su montura que en la suya propia. Se ve con cuerda para rato.

Pese a que él le reste importancia al paso de las hojas del calendario, la proeza de Hoketsu gana en importancia si se establecen comparaciones y se cae en la cuenta de que el japonés tiene la misma edad que ese mito brasileño del fútbol que responde al apelativo de Pelé o se tira de historia y se comprueba que Hiroshi, al que algunos de sus rivales llaman Su Majestad, nació ocho meses antes del ataque japonés sobre Pearl Harbour, por lo que su niñez estuvo directamente salpicada por la Segunda Guerra Mundial hasta el punto de tener que abandonar a los cuatro años su Tokio natal y refugiarse en el campo por el riesgo de un inminente bombardeo. "Hay personas que se empeñan en repetir que lo mío es un milagro, pero no soy más que una persona mayor más. Es evidente que he perdido fuerza con respecto a cuando tenía 40 años, pero soy muy serio con mis entrenamientos. Eso sí, puedo presumir de estar en el mismo peso que cuando iba a la universidad", asegura.

Hoketsu descubrió la hípica de manera casual. Tras regresar a Tokio cuando remitió el conflicto armado, su padre, diplomático, le envió a un campamento de verano cuando tenía 12 años y, una tarde, él y unos amigos alquilaron unos caballos para dar un paseo. A Hiroshi le encantó la experiencia y su padre correspondió a su recién nacida pasión inscribiéndole en el exclusivo Tokio Riding Club. Su progresión fue excelente y le llevó a participar en los Juegos Olímpicos de Tokio'64 a los 23 años, terminando en la 40ª posición en la prueba de saltos. En ese momento, Hiroshi consideró que ya había alcanzado su sueño y abandonó la alta competición para centrarse en sus estudios de Económicas en Estados Unidos, aunque siguió cabalgando por puro placer. "A los 35 años me centré en la doma y dejé los saltos porque me di cuenta de que había perdido visión. Con la edad se hace más complicado medir las distancias cuando cabalgas rápido", apuntó este mismo año en The Telegraph. En su cambio a la doma también tuvo mucho que ver Motoko, la que ha sido su mujer durante estos últimos 42 años, quien también destacó en su juventud en el mundo de la hípica.

disciplina y sacrificio A Hiroshi le gusta decir que en la longevidad de su carrera tiene mucho que ver ese tiempo en el que estuvo alejado de la alta competición, trabajando como director territorial de diversas empresas farmacéuticas en Estados Unidos, y en el que tuvo que sacrificar muchas horas de sueño para poder practicar el deporte que tanto ama. "Me levantaba a las 5.00 de la mañana para poder entrenar algo antes de empezar a trabajar a las 7.00. He tenido la gran fortuna de no haber sufrido lesiones durante los últimos 20 años. Llevo casi 60 años montando a caballo y para mí es algo casi tan natural como caminar. Además, soy una persona competitiva pero mi mayor virtud es el hecho de no centrarme en los torneos, sino intentar mejorar cada día. Honestamente, creo que ahora mismo soy mejor jinete que a los 40", afirma.

Pese a permanecer más de 20 años alejado de la alta competición, en la década de los 80 Hoketsu decidió retomar la senda que había abandonado en Tokio'64 y, a los 45 años, se clasificó para los Juegos de Seúl, pero una enfermedad de su caballo le impidió competir, deseo que cumplió finalmente en Pekín'08, terminando noveno por equipos y 35º en la modalidad individual. Su presencia en Londres'12 fue dudosa hasta última hora por una lesión de su caballo que, finalmente, pudo dejar atrás para conseguir el billete olímpico. Antes de comenzar a competir, ya hay quien le pregunta sobre su presencia en Río. Según él, dependerá de cómo lleve Whisper sus 19 años de edad. Si la salud le sigue respetando, sus 75 años no serán un problema para verle en Brasil.