ESPAÑA: De Gea; Montoya, Domínguez, Iñigo Martínez, Jordi Alba; Javi Martínez, Koke (Min. 81: Tello); Mata, Isco (Min. 63: Oriol Romeu), Rodrigo; y Adrián (Min. 56: Herrera).

JAPÓN: Gonda; Hiroki Sakai (Min. 74: Gotoku Sakai), Suzuki, Yoshida, Tokunaga; Ohgihara (Min. 86: Yamamura), Yamaguchi; Kiyotake, Higashi, Nagai; y Otsu (Min. 46: Saito).

Gol: 0-1: Min. 34; Otsu aprovecha un error defensivo tras un saque de esquina.

Árbitro: Mark Geiger (EE. UU.). Expulsó a Íñigo Martínez con roja por un agarrón a Nagai M. 41). Además, mostró tarjeta amarilla a Jordi Alba, Domínguez y Saito.

INcidencias: Estadio Hampden Park de Glasgow. Unos 45.000 espectadores. Primera jornada del Grupo D.

Menos mal que los japoneses son muy malos, porque fallaron cuatro ocasiones clarísimas de gol, probablemente porque en la mentalidad de sus futbolistas semejante eventualidad superaba las prespectivas y supuestos más optimistas jamás imaginados. Los jugadores japoneses estaban dispuestos a pedir autógrafos a sus engolados contrincantes, o sacarse una foto juntos para enseñarla a los nietos. Pero su imaginación no estaba para fantasías, sino para seguir un conciso guión aprendido a pies juntillas, y tan fácil tuvieron la goleada que les entró pánico, como si estuvieran a punto de entrar en una dimensión desconocida. Lo de Oliver y Benji está bien en el manga, pero ellos, y frente a la famosa selección española liderada por campeonísimos Mata, Javi Martínez y Jordi Alba...

Un dato positivo sobresale en todo este desbarajuste. Se sabe a ciencia cierta que el equipo construido por Luis Milla no lo puede hacer peor, lo cual sin duda reconfortará a quienes diseñaron de antemano el parnaso futbolístico absoluto, con un Mundial, dos Eurocopas y la medalla de oro olímpica, además de otras glorias de tono menor, como el campeonato de Europa sub'19 o el sub'21, logrado el pasado año, germen y pasaporte para los JJ. OO. de Londres.

Ahora mismo, es muy probable que España pase a la siguiente ronda, salvo una improbable repetición de esta pifia individual ante Honduras y Marruecos, los otros dos contrincantes del grupo D, como segunda, lo cual previsiblemente le emparejará en los cuartos de final con Brasil, esa final deslubrante que muchos concibieron de antemano y que está a punto de marcharse al limbo.

La selección española fue un absoluto desastre. Comenzó metiendo un rirmo cansino, mezcla de prudencia, como siempre ocurre en los partidos inaugurales de un gran evento, más que nada para evitar una desagradable spropresa, y autosuficiencia. Japón lo tenía claro. Aguardar a su rival cono una buena organización defensiva, neutralizar a Mata, presunto cerebro del conjunto hispano, y a la mínima salir disparados hacia la meta defendida por De Egea. Vamos, lo previsto.

Mata lanzó pro primera vez contra la portería de Gonda hacia el minuto 24. Fue la primera y única ocasión de la selección española en todo el partido. Realmente dantesco.

Conforme pasaban los minutos, los desajustes en el equipo español, lento y muy previsible en todo sus movimientos, subieron de tono, y en uno de esos desajustes, al saque de un córner, nació el gol nipón, anotado por Otsu, mal defendido por Montoya.

La expulsión de Iñigo Martínez, fruto de otro desarreglo y los nervios del central de la Real, hacia el minuto 41 pusieron más plomo en las botas del combinado español, que no supo salir del trance ni por arte futbolístico, ni a base de furia, ese sambenito carpetobetónico de La Roja.

Javi Martínez pasó de ejercer de medio estorbo a defensa central. Milla reaccionó tarde y mal tras el descaso, y ni Ander Herrera, Oriol o Tello aportaron nada nuevo para pasmo de los nipones, que no se lo creían y fallaban uno y otro gol.