El balonmano es cosa de los europeos y su versión olímpica no iba a ser menos. La plata de Corea del Sur en 1988 es la única medalla que las selecciones del Viejo Continente han dejado escapar en las once ediciones del torneo. Por eso, a veces resulta más difícil llegar a los Juegos que meterse en el podio. La pelea está entre los mismos equipos que están cansados de verse ya que se enfrentan todos los años. Francia, vigente campeona olímpica y mundial, y Dinamarca, la campeona de Europa del poderosísimo Mikael Hansen, aparecen como los rivales a batir en Londres, donde solo tres selecciones representan al resto del mundo: Argentina, Túnez y Corea del Sur.

España, con tres vascos en sus filas (Julen Aginagalde, Eduardo Gurbindo y Mikel Agirrezabalaga), está en el escalón inferior encuadrada en el grupo más duro, el B, junto a Croacia, Serbia, Dinamarca, Hungría y los asiáticos. En el grupo A competirán Francia, Suecia, Islandia, Túnez, Argentina y los anfitriones, de los que no se espera casi nada porque bastante han hecho con estar.

Gran Bretaña, con solo 1.000 licencias de balonmano, tuvo que armar en apenas cinco años un equipo de la nada antes que renunciar a su plaza olímpica. Recurrieron a expatriados, a nacionalizados, a jugadores de otros deportes e, incluso, a simples aficionados que tuvieron que abandonar otras ocupaciones para abordar un programa de aprendizaje y perfeccionamiento al mismo tiempo. Hace un par de años, en el país se festejó el triunfo ante Bulgaria, el primero en toda la historia de la selección británica de este deporte, y ahora sueñan con llegar a cuartos.

Todos deberán afinar para alcanzar ese punto a partir del cual todo es posible porque, posiblemente, este es el deporte en el que reina una mayor igualdad. Sin ir más lejos, potencias como Alemania y Rusia, ambas podio en Atenas 2004, Polonia o Noruega están ausentes en beneficio de Serbia o Hungría, por ejemplo. Los españoles, superada la polémica que ha generado la convocatoria de Valero Rivera por su condición de dueño de una empresa de representación de jugadores, buscan su cuarta medalla en cinco Juegos y refrendar el bronce logrado en el pasado Mundial y las semifinales del Europeo. Pero las medallas están carísimas y el margen de error no existe.