Lourdes. La presente está siendo una temporada de despedidas para Miguel Madariaga que, sin embargo, cree que todavía puede hacer un trabajo importante en apoyo del ciclismo de base. "Si tengo el apoyo que necesito", apunta.

Poco a poco avanza la temporada y usted se va despidiendo de las carreras, ¿cómo lo vive?

Con una sensación maravillosa. Todavía no se sabe nada, pero espero que Euskaltel y el nuevo proyecto valoren lo que hemos hecho durante estos 19 años.

Del ciclismo no se despide.

Si tengo el apoyo que necesito, puedo hacer todavía un trabajo importante en la base, que creo que está abandonada.

Con la salida del equipo Euskaltel, ¿cómo queda la Fundación?

Muy tocada. Económicamente muy maltrecha. De aquí a final de año tengo que tratar de enderezar ese asunto, pero por lo que he visto hasta ahora nadie se quiere hacer cargo.

¿La Fundación está en riesgo?

Sí. Está con el agua el cuello, pero no para 2013, sino que tendremos problemas para cerrar este año. Algo habrá que hacer. Lo único que tenemos de activos es el equipo, los cuatro autobuses, un camión y la caravana.

Esos vehículos pasarían a ser de Euskaltel.

Sí, pero tendrá que pagarlos.

¿Es lo que están negociando ahora?

Las cosas van lentas pero van hacia adelante.

¿Por qué se está demorando tanto el asunto?

Tengo poca información sobre eso. Pero no es nada fácil trabajar para montar un equipo ciclista que para mantenerse en el World Tour necesita en torno a nueve millones de euros.

¿Es cierto que usted recomendó a Euskaltel que fuese Galdeano quien asumiese el mando del equipo?

Cuando Erauzkin asumió la presidencia de Euskaltel alguien le preguntó qué tenía pensado hacer con el equipo ciclista, y él respondió que tenían en mente un gran proyecto y un gran director. Alberto me habló de cara en su despacho sobre el nuevo proyecto, los candidatos para asumir la dirección y me pidió consejo. Yo le dije que Igor (González de Galdeano) era el idóneo porque conoce al equipo por dentro, está muy preparado y sabe de qué va el ciclismo moderno.

¿Le extraña su vuelta después de su renuncia a finales del año pasado?

No se tomó aquel tiempo por capricho. Tuvo que cogerlo para oxigenarse y recuperarse. Sé lo que se dice por ahí, pero entre Igor y yo no ha habido ningún problema. Es más, pese a estar fuera del equipo siempre ha estado dispuesto a ayudarnos. Su comportamiento ha sido intachable.

Euskaltel lucha ahora por ser World Tour. ¿Puede subsistir el equipo sin serlo?

No puedo hablar de eso. Lo que sé es que el nuevo proyecto tiene mucha fuerza como para estar en el World Tour. Mi única ambición ahora es seguir trabajando para al final de año dejar el equipo y entregarle a Euskaltel la licencia World Tour para los próximos años.